viernes, enero 30, 2004
Empieza en un excelente tono el Festival de Jazz 2004. Ayer hubo el primer concierto, previo a la inauguración oficial que será hoy viernes en Conkal. El concierto de anoche fue aquí en Mérida, en el Peón Contreras, con el trío del pianista de Xalapa Alejandro Corona. Un excelente concierto, especialmente por la elevada musicalidad del líder y del baterista Daniel Ávila. Lo único lamentable fueron los problemas técnicos del bajista yucateco Oscar Terán, a quién se le desprendió una pieza de su contrabajo a mitad del concierto. Algo un poco raro fue que mientras el bajista estaba fuera del escenario intentando reparar su instrumento, el dueto de piano y batería dio una de las mejores interpretaciones de la noche. Y cuando el bajista regresó, hizo un comentario a la audiencia que me pareció mamón e irresponsable al extremo. Dijo algo como: "para el que quiera ser bajista, que lo piense dos veces". Por los dioses del jazz, ¡qué falta de respeto! Tiene una tacha en mi libro ese bajista. Tanto Eric Bouchez como el pianista y yo cruzamos una mirada de extrañeza y desaprobación. Afortunadamente el bajista lo compuso un poco después al dedicarle una balada a su esposa ahí presente, sentada justo delante de mí. La chica se puso a llorar de emoción y todo, naturalmente. En todo caso, el jazz de anoche fue de muy alto nivel. Destacaron especialmente las dos piezas de una compositora de Xalapa cuyo apellido no recuerdo (llamada Nicte-Ha), sobre todo la pieza final 'Volando', y un excelente blues de un compositor de Xalapa titulado "Los secos del malecón"; sin embargo, a juicio de este humilde tecleador, lo más sublime de la noche fueron las dos piezas originales del pianista Alejandro Corona: una dulce canción llamada "Niña", y sobre todo la impresionante composición "Mercurio", llena de agresividad y empuje. Debe destacarse la labor solista de Corona, y en especial el elegante y sofisticado trabajo baterístico del chaval Ávila, de 25 años. Y al bajista se le desea mejor suerte para la próxima ocasión, o de plano que busque un instrumento más cómodo y que deje de quejarse. En fin. Los conciertos de hoy prometen estar a la misma altura. Ah, y como dijo el francés Bouchez, en Conkal se pretende hacer una festividad en conmemoración del jazz, y como en toda celebración pública habrá venta de comida (comida criolla, mmm, delicioso!) y venta de bebidas alcohólicas. No se lo pierdan, porque de aquí a que vuelva a organizarse otro festival, puta, va a estar cabrón. Va a estar más que cabrón, a menos de que hagamos algo. Empieza oficialmente la fiesta del año 2004. ¡Que viva el jazz!