Excelente inicio del Festival de Jazz de Conkal 2004. Lo primero que voy a hacer es felicitar calurosamente a los organizadores, inversionistas y patrocinadores del evento, por esta visión que evidentemente ha producido frutos. Lo que más me alegra es que ofrece una honesta esperanza de continuidad para festivales, conciertos y eventos de este tipo. Sin embargo, eso no es lo esencial aquí. Lo esencial, lo único y verdaderamente sagrado, es la música. Y desde aquí emito, proclamo, promulgo y lanzo al aire una felicitación a los músicos de anoche. Porque anoche tuvimos jazz de un altísimo nivel en Conkal, nueva sede del jazz en Yucatán.
Mi primera impresión al llegar al sitio del evento fue la seductora sensación que produce el Ex-Convento de Conkal, con su arquitectura colonial plena de símbolos moros transculturizados en lo yucateco, representado quizás por un imponente árbol de ceiba que robaba (¿seducía?) las miradas de las gentes. En el aspecto técnico, el primer día del festival resultó exitoso. La iluminación y el sonido cumplieron fielmente con su papel. Había venta de cerveza, aunque desde un punto de vista subjetivísimo, hizo falta la cerveza Superior y especialmente algo de comida, porque varios fuimos ilusionados con la idea de disfrutar comida criolla en los intermedios. Sin embargo, recomiendo arduamente la visita a una fonda situada justo enfrente de la entrada del festival, con un amplio de surtido de salbutes, panuchos, caldos de pavo y comida regional.
Placeres culinarios aparte, la música de anoche cumplió en mucho con nuestras expectativas. El quinteto GRS de la ciudad de México inauguró el festival en un excelente tono. Basándose en un repertorio en apariencia mainstream, este grupo logró producir un profundo nivel en los solos individuales, y una atractiva interacción en la interpretación e improvisación grupal en los temas y cuatro tiempos. Personalmente, le tengo mucho afecto al sonido del vibráfono en el jazz, y el vibrafonista de anoche cumplió con su papel con elegancia y dignidad. Destacaron especialmente el pianista, quien hábilmente introducía ciertos elementos free y post-bop que irrumpían y proporcionaban sagacidad al sonido del grupo; y el saxofonista, quien primero en tenor proporcionaba un tono hondo similar al de tenores de los 40’s como Illinois Jacquet y Gene Ammons y un fraseo post-bop, y en soprano llevaba a su instrumento a los límites al sobresoplar y obtener tonos misteriosos y apasionados.
El segundo grupo fue en opinión de este escucha lo mejor de la noche, y cabe la posibilidad de que resulte lo mejor del festival. El Cuarteto de Jazz de la Ciudad de México provocó, en palabras de Eric Vaucher, “un orgasmo musical” a todos los que estuvimos en Conkal. Un excelente free jazz con ocasionales elementos post-bop, llevado, conducido, encaminado por el magistral piano del maestro Téllez. Sus temas, y especialmente sus solos, fueron ejemplos de un dominio completo del instrumento y de una amplia y fructífera experiencia dentro del jazz. Es preciso nombrar al saxofonista tenor Pablo Salas, quién fue el primero de los dos músicos de la noche que hizo temblar las paredes del Convento. Posee un sonido impresionante, áspero, inclemente y de amplio alcance, acaso influenciado por el tono duro y africano de saxofonistas como Charles Gayle o David S. Ware. También felicitar cordialmente al baterista yucateco Eddie Vega, quien fue el baterista de la noche, en mi opinión. Él junto con el contrabajista Carlos Maldonado, afectuosamente conocido como “Torreón” y el maestro Téllez fueron la mejor sección rítmica de la noche. Sin embargo, quisiera hacer la observación a los organizadores y a quien corresponda de que no se otorgó tiempo suficiente a este grupo para su presentación. Sólo como comparación, el primer grupo tocó casi por hora y media, y el maestro Téllez únicamente por 45 minutos. Hubo un comentario del conductor que me pareció significativo, algo así como “A mí me gusta el free jazz, de vez en cuando”. ¿Tendremos aquí un caso de discriminación contra el free jazz? Dudo que lo sea, y espero que la explicación haya sido una cuestión de desfase de tiempos o de logística. Pero me permito levantar la voz y exclamar que el free jazz tiene tanto derecho a ser escuchado y disfrutado como los demás estilos de esta música. Además, lo más encabronante e indignante de todo fue que suspendieron el free jazz para el mostrar el show de un pinche mimo, ¡NO MAMEN! Con todo respeto para los mimos y su fascinante profesión, nosotros fuimos a escuchar y a vivir buen jazz en vivo, señores. Así de simple. El jazz es lo único que debe ser primordial en eventos de este tipo; todo lo demás, todo tipo de espectáculos o eventos alternos son íntimamente superfluos al compararse con la música. Eso es lo que pienso.
Sin embargo, aproveché al mimo para cenar deliciosa y muy barata comida yucateca en el restaurante de enfrente. No todo estuvo perdido. Y después del mimo tocó el grupo Los Músicos de José, un grupo de chavos que interpretaron un cierto funk-groove tipo Maceo Parker o las tranquilonas de Medeski Martin & Wood. A favor de ellos podemos señalarles un sonido interesante y una buena imaginación en los temas, pero resultaron un poco faltos de sustancia en los escasos solos y en las parcas improvisaciones grupales. Sin embargo, tienen un buen sonido y resultaron especialmente llamativos para los chavos y chavas jóvenes que fueron al evento. Cabe confesar que sus hábitos en el escenario me parecieron un poco exagerados, por no decir falsos, pero eso es sólo mi opinión.
Y por último, contra viento y marea, el trío del guitarrista yucateco Armando Martín ofreció un remate inimaginable y auténticamente individual a la primera noche de este evento. Auxiliado, acompañado, secundado por el incansable baterista Eddie Vega y el bajista Carlos Maldonado, quien por problemas técnicos con el contrabajo, tocó con bajo eléctrico (cabe señalar que, al parecer, ese instrumento --en particular su puente, fue el mismo que provocó problemas al contrabajista Oscar Terán la noche del jueves). Eso es lo de menos, empero. Ninguno de nosotros estaba preparado para el increíble y apasionado asalto sónico perpetrado por el buen Armando, a quien con orgullo llamamos amigo, y quien fue el segundo músico que hizo retumbar las paredes del Convento. Utilizando ampliamente la distorsión electrónica y una variedad de efectos, Armando fabricó hermosos drones que recordaban tanto las excursiones sónicas de guitarristas como Derek Bailey y Terje Rypdal como la música minimalista de Steve Reich y Terry Riley. Sin embargo, y con todo el pesar del mundo, debo señalar que al igual que en la presentación del maestro Téllez, sentimos una discriminación contra el free jazz, pues Armando fue prácticamente desalojado del escenario después de únicamente dos piezas. Compartían mi opinión dos familias de venerables parejas de más de 60 años de edad, sentados detrás de mí, y a quienes prejuicios contra el free jazz como el que quizás pesa sobre los organizadores y/o conductores no les importaron, pues aplaudieron fuertemente después de cada pieza y sonreían en los solos. ¡Por los dioses del jazz! A muchos nos gusta el free jazz, por favor señores, entiéndanlo.
Bueno, pues después de esta bravata les invito sinceramente a ir a los conciertos de este sábado, segunda noche del evento, a las 8 de la noche. Hoy costará únicamente 40 pesos, para los que no fueron ayer. Hoy tendremos al excelente trío del pianista Alejandro Corona, a quienes tuvimos la suerte de ver el jueves, y al Sureste Ensamble. Les exhorto!
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sábado, enero 31, 2004
viernes, enero 30, 2004
Empieza en un excelente tono el Festival de Jazz 2004. Ayer hubo el primer concierto, previo a la inauguración oficial que será hoy viernes en Conkal. El concierto de anoche fue aquí en Mérida, en el Peón Contreras, con el trío del pianista de Xalapa Alejandro Corona. Un excelente concierto, especialmente por la elevada musicalidad del líder y del baterista Daniel Ávila. Lo único lamentable fueron los problemas técnicos del bajista yucateco Oscar Terán, a quién se le desprendió una pieza de su contrabajo a mitad del concierto. Algo un poco raro fue que mientras el bajista estaba fuera del escenario intentando reparar su instrumento, el dueto de piano y batería dio una de las mejores interpretaciones de la noche. Y cuando el bajista regresó, hizo un comentario a la audiencia que me pareció mamón e irresponsable al extremo. Dijo algo como: "para el que quiera ser bajista, que lo piense dos veces". Por los dioses del jazz, ¡qué falta de respeto! Tiene una tacha en mi libro ese bajista. Tanto Eric Bouchez como el pianista y yo cruzamos una mirada de extrañeza y desaprobación. Afortunadamente el bajista lo compuso un poco después al dedicarle una balada a su esposa ahí presente, sentada justo delante de mí. La chica se puso a llorar de emoción y todo, naturalmente. En todo caso, el jazz de anoche fue de muy alto nivel. Destacaron especialmente las dos piezas de una compositora de Xalapa cuyo apellido no recuerdo (llamada Nicte-Ha), sobre todo la pieza final 'Volando', y un excelente blues de un compositor de Xalapa titulado "Los secos del malecón"; sin embargo, a juicio de este humilde tecleador, lo más sublime de la noche fueron las dos piezas originales del pianista Alejandro Corona: una dulce canción llamada "Niña", y sobre todo la impresionante composición "Mercurio", llena de agresividad y empuje. Debe destacarse la labor solista de Corona, y en especial el elegante y sofisticado trabajo baterístico del chaval Ávila, de 25 años. Y al bajista se le desea mejor suerte para la próxima ocasión, o de plano que busque un instrumento más cómodo y que deje de quejarse. En fin. Los conciertos de hoy prometen estar a la misma altura. Ah, y como dijo el francés Bouchez, en Conkal se pretende hacer una festividad en conmemoración del jazz, y como en toda celebración pública habrá venta de comida (comida criolla, mmm, delicioso!) y venta de bebidas alcohólicas. No se lo pierdan, porque de aquí a que vuelva a organizarse otro festival, puta, va a estar cabrón. Va a estar más que cabrón, a menos de que hagamos algo. Empieza oficialmente la fiesta del año 2004. ¡Que viva el jazz!
jueves, enero 29, 2004
Este un texto muy interesante de Javier Sicilia sobre el éxtasis religioso. Salió publicado esta semana en La Jornada Semanal. Publico sólo los fragmentos que me sorprendieron. Especialmente lo que está en negritas, que es la narración alucinante de una experiencia mística de Santa Teresa.
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Jornada Semanal, domingo 25 de enero de 2004 núm. 464
LA CORPORALIDAD Y EL ÉXTASIS
Una de las críticas que el Occidente moderno siempre le ha hecho a los místicos es su negación de lo corpóreo o su excesiva afirmación de él. Supone, bajo el peso del racionalismo, que la mística es una evasión que niega al mundo y promueve el trance, el repudio de la materia, del cuerpo y de los sentidos o bien, una sublimación de procesos eróticos que son negados por el místico.
Nada, sin embargo, más lejos de esos prejuicios de la modernidad. Si algo sabe el místico, que tiene una profunda experiencia de la encarnación del Verbo y de su Resurrección, es que somos seres encarnados y que la experiencia de Dios pasa por todo el espectro de la corporalidad sin reducirse a un juego de procesos bioquímicos y neurofisiológicos sublimados. Para el místico la experiencia de Dios es inimaginable sin su resonancia corpórea. Santa Teresa, de la que Raymundo Panikkar dijo que se enamoró de Cristo después de haber estado enamorada de la humanidad de los hombres, lo dijo de muchas formas. Destaco dos. Una, en la que les recomienda a sus monjas: "Nunca apartarse de la corporalidad de Cristo"; la otra es la descripción que hace de su experiencia de La Transverberación:
Quiso el Señor, que viese […] un ángel […] Veíale en las manos un dardo […] y al final el hierro me parecía tener un poco de fuego. Éste me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me dejaba, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios.
No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo y aun harto. Es un requiebro tan suave, que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento.
No es posible negar la condición orgásmica del relato (...), pero tampoco podemos reducirlo, como lo precisa bien la narración que hace Santa Teresa de la Transververación, a eso. Porque la experiencia de Dios es del orden de lo inefable, ésta, en la medida en que pasa por el cuerpo, sólo puede encontrar su equivalente en la experiencia más profunda que tenemos en nuestra vida psicofísica. La experiencia de Dios a esos niveles de intimidad es analógicamente orgásmica. Tiene resonancias corpóreas que se le parecen. Lacan lo dijo en su último seminario al señalar que la experiencia mística no es, como lo pretendían los psiquiatras del siglo xix, un asunto de fornicación disfrazada. "Ese gozo que se experimenta y del que no se sabe nada, bien puede ser lo que nos pone en camino de la ex-sistencia [ser hacia afuera]. ¿Por qué no interpretar una cara del Otro, la cara de Dios como soportada por el gozo femenino? La manera en que Dios existe puede no gustar a todo el mundo, sobre todo a los teólogos. Pero como sucede con santa Teresa: sólo hay que ir a Roma a ver la estatua de Bernini para comprender inmediatamente que ‘ella goza’ [...] ¿pero de qué goza" sino de Dios mismo que desde la creación y la encarnación no ha dejado de manifestarse y de resonar en nuestra corporalidad?"
-- Javier Sicilia
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Jornada Semanal, domingo 25 de enero de 2004 núm. 464
LA CORPORALIDAD Y EL ÉXTASIS
Una de las críticas que el Occidente moderno siempre le ha hecho a los místicos es su negación de lo corpóreo o su excesiva afirmación de él. Supone, bajo el peso del racionalismo, que la mística es una evasión que niega al mundo y promueve el trance, el repudio de la materia, del cuerpo y de los sentidos o bien, una sublimación de procesos eróticos que son negados por el místico.
Nada, sin embargo, más lejos de esos prejuicios de la modernidad. Si algo sabe el místico, que tiene una profunda experiencia de la encarnación del Verbo y de su Resurrección, es que somos seres encarnados y que la experiencia de Dios pasa por todo el espectro de la corporalidad sin reducirse a un juego de procesos bioquímicos y neurofisiológicos sublimados. Para el místico la experiencia de Dios es inimaginable sin su resonancia corpórea. Santa Teresa, de la que Raymundo Panikkar dijo que se enamoró de Cristo después de haber estado enamorada de la humanidad de los hombres, lo dijo de muchas formas. Destaco dos. Una, en la que les recomienda a sus monjas: "Nunca apartarse de la corporalidad de Cristo"; la otra es la descripción que hace de su experiencia de La Transverberación:
Quiso el Señor, que viese […] un ángel […] Veíale en las manos un dardo […] y al final el hierro me parecía tener un poco de fuego. Éste me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me dejaba, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios.
No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo y aun harto. Es un requiebro tan suave, que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento.
No es posible negar la condición orgásmica del relato (...), pero tampoco podemos reducirlo, como lo precisa bien la narración que hace Santa Teresa de la Transververación, a eso. Porque la experiencia de Dios es del orden de lo inefable, ésta, en la medida en que pasa por el cuerpo, sólo puede encontrar su equivalente en la experiencia más profunda que tenemos en nuestra vida psicofísica. La experiencia de Dios a esos niveles de intimidad es analógicamente orgásmica. Tiene resonancias corpóreas que se le parecen. Lacan lo dijo en su último seminario al señalar que la experiencia mística no es, como lo pretendían los psiquiatras del siglo xix, un asunto de fornicación disfrazada. "Ese gozo que se experimenta y del que no se sabe nada, bien puede ser lo que nos pone en camino de la ex-sistencia [ser hacia afuera]. ¿Por qué no interpretar una cara del Otro, la cara de Dios como soportada por el gozo femenino? La manera en que Dios existe puede no gustar a todo el mundo, sobre todo a los teólogos. Pero como sucede con santa Teresa: sólo hay que ir a Roma a ver la estatua de Bernini para comprender inmediatamente que ‘ella goza’ [...] ¿pero de qué goza" sino de Dios mismo que desde la creación y la encarnación no ha dejado de manifestarse y de resonar en nuestra corporalidad?"
-- Javier Sicilia
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miércoles, enero 28, 2004
Buen día, aunque hay viento y frío. Hoy es el cumpleaños de mi chica. Y no estaré con ella para celebrarlo juntos sino hasta dentro de un mes. En fin. Cambiando un poco de tema, y basado en el comentario hecho por mi amigo Pável, desde aquí le mando mi envidia total, verde y absoluta a los residentes de la ciudad de México que tendrán la fortuna de ver a la Lincoln Center Jazz Orchestra comandada por Wynton Marsalis, y de admirar por segundo año consecutivo a John Zorn en vivo. Si vives en el D.F., te medio interesa el jazz, y no has pensado en ir, ¿sabes qué bato? Yo que tú me daría un tiro. Así de simple. Sobre todo porque los dos representan los polos opuestos de la escena de jazz de Nueva York, pues Marsalis es la voz promotora del neoclasicismo, o el estilo que trata de mostrar una visión contemporánea arraigadísima en la tradición jazzística, mientras que Zorn es un posmoderno por excelencia, inspirado tanto en Carl Stalling (compositor de la banda sonora de Bugs Bunny) como en Karl-Heinz Stockhausen, verdadero destructor de sonidos complacientes. Dichosos sean los que estén en sus conciertos...
martes, enero 27, 2004
Son más de las 7 de la noche pero mucho antes de las 8, mi hora de salida del segundo trabajo. No sé por qué, pero acabo de recordar una canción religiosa que aprendí con los pinches hermanos maristas, llamada "La hora nona". ¿Será acaso porque justamente esta es la hora muerta del día? Quizás... En todo caso, chingados recuerdos. Son como el pie de atleta, cuando menos lo esperas, "ándale cabrón" te caen. Como un coco que cae sobre tu cabeza, mientras tú caminabas tranquilamente en una playa del Caribe pensando en qué habrá más arriba de las nubes. Entonces, súmense a mí, y vamos a mentarle la madre a toda clase de recuerdos. A lo mejor sirve de algo...
Es tan bueno este texto que me atrevo a reproducirlo completito. Galeano es máster de másters. Fue tomado de La Jornada de hoy.
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La Jornada
México D.F. Martes 27 de enero de 2004
Malas costumbres
Son cada vez más los países que se están hartando de recitar el papel del bobo en esta gran farsa universal
por: Eduardo Galeano
Un pequeño gesto de dignidad nacional desató tremendo escándalo a principios de este año. En todo el mundo la prensa le dedicó títulos de primera página, como informando de algo rarísimo, algo así como: "Hombre muerde perro".
¿Qué había ocurrido? Brasil estaba exigiendo a los visitantes estadunidenses lo mismo que Estados Unidos exige a los visitantes brasileños: visa en el pasaporte y fichaje en la frontera, incluyendo foto y huella digital.
Muchos condenaron ese acto de normalidad como una expresión de peligrosa locura. Quizá, si el mundo no estuviera tan mal acostumbrado, las cosas se hubieran visto de otro modo. Al fin y al cabo, lo anormal no era que el presidente Lula actuara así, sino que fuera el único: lo anormal era que los demás aceptaran sin chistar esas condiciones que Bush impuso a todos los países, con excepción de unos pocos privilegiados que están más allá de cualquier sospecha de terrorismo y maldad.
* * *
Todo se explicaba, faltaba más, por el 11 de septiembre. Esta tragedia, que el presidente Bush sigue utilizando como una póliza de perpetua impunidad, obliga a su país a defenderse sin bajar nunca la guardia.
Sin embargo, como cualquiera sabe, ningún brasileño ha tenido nada que ver con la caída de las Torres Gemelas de Nueva York. En cambio, como pocos recuerdan, el más grave atentado terrorista de toda la historia del Brasil, el golpe de Estado de 1964, contó con la fundamental participación política, económica, militar y periodística de Estados Unidos.
Este asunto de los fichajes de viajeros, que tanto lío armó, no es más que un caso de justicia retributiva, y sería ridículo confundirlo con una tardía venganza histórica. Pero las rutinas de la indignidad tienen mucho que ver, en América Latina, con la mala costumbre de la amnesia, de modo que no está de más recordar que la participación oficial y oficiosa de Estados Unidos en aquel golpe de Estado terrorista ha sido documentalmente probada y confesada por sus principales actores. Y valdría la pena recordar también que ese cuartelazo no sólo abrió paso a una larga dictadura militar, sino que además asesinó y sepultó las reformas sociales que el gobierno democrático de Jango Goulart estaba llevando adelante para que fuera menos injusto el país más injusto del mundo.
Aquel impulso justiciero demoró 40 años en resucitar. En esos 40 años, ¿cuántos niños brasileños murieron de hambre? El terrorismo que mata por hambre no es menos abominable que el que mata por bomba.
* * *
Malas costumbres: indignidad, amnesia, resignación. Por miedo, nos cuesta cambiarlas; por pereza mental, nos cuesta imaginarnos sin ellas.
Se nos hace inconcebible el revés de la trama, la contracara de cada cara. Preguntarnos, pongamos por caso, ¿qué hubiera pasado si Irak hubiera invadido Estados Unidos, con el pretexto de que tiene armas de destrucción masiva? ¿Y si la embajada de Venezuela en Washington hubiera impulsado y aplaudido un golpe de Estado contra George W. Bush, como hizo la embajada de Estados Unidos en Caracas contra Hugo Chávez? ¿Y si el gobierno de Cuba hubiera organizado 637 tentativas de asesinato contra los presidentes de Estados Unidos, en respuesta a las 637 veces que intentaron matar a Fidel Castro?
¿Y qué pasaría si los países del sur del mundo se negaran a aceptar una sola de las condiciones impuestas por el Fondo Monetario y el Banco Mundial, a menos que estos organismos empezaran por imponerlas a Estados Unidos, que es el mayor deudor del planeta? ¿Y si el sur aplicara los subsidios y los aranceles que los países ricos practican en casa y pro-híben afuera? ¿Y si...?
* * *
Malas costumbres: el fatalismo. Aceptamos lo inaceptable como si fuera parte del orden natural de las cosas y como si no hubiera otro orden posible. El sol enfría, la libertad oprime, la integración desintegra: nos guste o no nos guste, no hay manera de evitarlo. Elija usted entre eso o eso. Así se vende, por ejemplo, el Alca.
* * *
Allá en el principio de los tiempos, el viejo Zeus, el mandón mayor, no se equivocó. Entre todos los moradores del Olimpo griego, Hermes era el más mentiroso, el tramposo que a todos engañaba, el ladrón que todo robaba. Zeus le regaló unas sandalias con alitas de oro y lo nombró dios del comercio. Fue Hermes, después llamado Mercurio, quien engendró la Organización Mundial del Comercio, el Nafta, el Alca y otras criaturas concebidas a su imagen y semejanza.
El Nafta, el acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, acaba de cumplir diez años. La mano de Hermes ha guiado, paso a paso, toda su infancia. Vida y obra del Nafta, primera década: recordemos no más que un par de episodios reveladores de lo que nos espera si se concreta el Alca y esta llamada libertad de comercio, humilladora de soberanías, se extiende a todo el espacio americano:
* En 1996, el gobierno de Canadá prohibió la venta de "una neurotoxina peligrosa para la salud humana". Era un aditivo para la gasolina, fabricado por la empresa estadunidense Ethyl. Ese aditivo tóxico, prohibido en Estados Unidos, sólo se vendía en Canadá. La empresa Ethyl, que lleva muchos años dedicada a la noble misión de envenenar a los países extranjeros, reaccionó demandando al Estado canadiense porque la prohibición de su producto liquidaba sus ventas, dañaba su reputación e implicaba "una expropiación". Los abogados canadienses advirtieron a su gobierno que estaba perdido: no había nada qué hacer. En el Nafta, las empresas mandan. A mediados de 1998, el gobierno de Canadá levantó la prohibición, pagó una indemnización de 13 millones de dólares a la empresa Ethyl y le pidió disculpas.
* En 1995, otra empresa estadunidense, Metalclad, no pudo reabrir un depósito de basura tóxica en el estado mexicano de San Luis Potosí. Lo impidió la población, machetes en mano, para que la empresa basurera no continuara envenenando la tierra y las napas subterráneas de agua. Metalclad demandó al gobierno de México por ese "acto de expropiación". Según lo establecido por el Tratado de Libre Comercio, en el año 2001 la empresa recibió una indemnización de 17 millones de dólares.
* * *
La Organización de Naciones Unidas nació al fin de la Segunda Guerra Mundial. John Fitzgerald Kennedy y Orson Welles estuvieron entre los 2 mil 500 periodistas que publicaron crónicas del gran acontecimiento. La Carta fundacional de Naciones Unidas estableció "la igualdad de derechos de las naciones grandes y pequeñas".
Era la gran promesa: a partir de la igualdad soberana de todos sus miembros, el nuevo organismo internacional iba a cambiar el rumbo de la historia de la humanidad. Sesenta años después, a la vista está. Cambió para peor.
* * *
Pero las malas costumbres no son un destino, y son cada vez más los países que se están hartando de recitar el papel del bobo en esta gran farsa universal.
Hace un año, comprobaba Thomas Dawson, vocero del Fondo Monetario Internacional: "Tenemos muchos alumnos destacados en América Latina". Era el lenguaje de siempre. Ahora, advierte el presidente argentino Néstor Kirchner: "Ya no somos alfombra". Es el nuevo lenguaje.
Nuevo lenguaje, nueva actitud. Nuestros países se llevan muy mal con sus pueblos y se llevan todavía peor con sus vecinos, y ésta es una larga y triste historia de divorcios. Pero las más recientes reuniones internacionales -en Cancún, en Monterrey- han sido sacudidas por el soplo de vientos que el aire agradece. Después de tantos años de soledad, los débiles estamos empezando a entender que por separado estamos fritos. Ya pocos creen, como el presidente uruguayo Jorge Batlle, que todavía podemos aspirar a ser mendigos felices. Hasta los más cabezaduras se están convenciendo de que en este vasto humilladero, donde los poderosos practican impunemente el proteccionismo comercial, la extorsión financiera y la violencia militar, la dignidad es compartida o no es.
Habría que apurarse, digo yo, antes de que quedemos igualitos a las fotos ésas que están llegando de Marte.
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La Jornada
México D.F. Martes 27 de enero de 2004
Malas costumbres
Son cada vez más los países que se están hartando de recitar el papel del bobo en esta gran farsa universal
por: Eduardo Galeano
Un pequeño gesto de dignidad nacional desató tremendo escándalo a principios de este año. En todo el mundo la prensa le dedicó títulos de primera página, como informando de algo rarísimo, algo así como: "Hombre muerde perro".
¿Qué había ocurrido? Brasil estaba exigiendo a los visitantes estadunidenses lo mismo que Estados Unidos exige a los visitantes brasileños: visa en el pasaporte y fichaje en la frontera, incluyendo foto y huella digital.
Muchos condenaron ese acto de normalidad como una expresión de peligrosa locura. Quizá, si el mundo no estuviera tan mal acostumbrado, las cosas se hubieran visto de otro modo. Al fin y al cabo, lo anormal no era que el presidente Lula actuara así, sino que fuera el único: lo anormal era que los demás aceptaran sin chistar esas condiciones que Bush impuso a todos los países, con excepción de unos pocos privilegiados que están más allá de cualquier sospecha de terrorismo y maldad.
* * *
Todo se explicaba, faltaba más, por el 11 de septiembre. Esta tragedia, que el presidente Bush sigue utilizando como una póliza de perpetua impunidad, obliga a su país a defenderse sin bajar nunca la guardia.
Sin embargo, como cualquiera sabe, ningún brasileño ha tenido nada que ver con la caída de las Torres Gemelas de Nueva York. En cambio, como pocos recuerdan, el más grave atentado terrorista de toda la historia del Brasil, el golpe de Estado de 1964, contó con la fundamental participación política, económica, militar y periodística de Estados Unidos.
Este asunto de los fichajes de viajeros, que tanto lío armó, no es más que un caso de justicia retributiva, y sería ridículo confundirlo con una tardía venganza histórica. Pero las rutinas de la indignidad tienen mucho que ver, en América Latina, con la mala costumbre de la amnesia, de modo que no está de más recordar que la participación oficial y oficiosa de Estados Unidos en aquel golpe de Estado terrorista ha sido documentalmente probada y confesada por sus principales actores. Y valdría la pena recordar también que ese cuartelazo no sólo abrió paso a una larga dictadura militar, sino que además asesinó y sepultó las reformas sociales que el gobierno democrático de Jango Goulart estaba llevando adelante para que fuera menos injusto el país más injusto del mundo.
Aquel impulso justiciero demoró 40 años en resucitar. En esos 40 años, ¿cuántos niños brasileños murieron de hambre? El terrorismo que mata por hambre no es menos abominable que el que mata por bomba.
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Malas costumbres: indignidad, amnesia, resignación. Por miedo, nos cuesta cambiarlas; por pereza mental, nos cuesta imaginarnos sin ellas.
Se nos hace inconcebible el revés de la trama, la contracara de cada cara. Preguntarnos, pongamos por caso, ¿qué hubiera pasado si Irak hubiera invadido Estados Unidos, con el pretexto de que tiene armas de destrucción masiva? ¿Y si la embajada de Venezuela en Washington hubiera impulsado y aplaudido un golpe de Estado contra George W. Bush, como hizo la embajada de Estados Unidos en Caracas contra Hugo Chávez? ¿Y si el gobierno de Cuba hubiera organizado 637 tentativas de asesinato contra los presidentes de Estados Unidos, en respuesta a las 637 veces que intentaron matar a Fidel Castro?
¿Y qué pasaría si los países del sur del mundo se negaran a aceptar una sola de las condiciones impuestas por el Fondo Monetario y el Banco Mundial, a menos que estos organismos empezaran por imponerlas a Estados Unidos, que es el mayor deudor del planeta? ¿Y si el sur aplicara los subsidios y los aranceles que los países ricos practican en casa y pro-híben afuera? ¿Y si...?
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Malas costumbres: el fatalismo. Aceptamos lo inaceptable como si fuera parte del orden natural de las cosas y como si no hubiera otro orden posible. El sol enfría, la libertad oprime, la integración desintegra: nos guste o no nos guste, no hay manera de evitarlo. Elija usted entre eso o eso. Así se vende, por ejemplo, el Alca.
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Allá en el principio de los tiempos, el viejo Zeus, el mandón mayor, no se equivocó. Entre todos los moradores del Olimpo griego, Hermes era el más mentiroso, el tramposo que a todos engañaba, el ladrón que todo robaba. Zeus le regaló unas sandalias con alitas de oro y lo nombró dios del comercio. Fue Hermes, después llamado Mercurio, quien engendró la Organización Mundial del Comercio, el Nafta, el Alca y otras criaturas concebidas a su imagen y semejanza.
El Nafta, el acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, acaba de cumplir diez años. La mano de Hermes ha guiado, paso a paso, toda su infancia. Vida y obra del Nafta, primera década: recordemos no más que un par de episodios reveladores de lo que nos espera si se concreta el Alca y esta llamada libertad de comercio, humilladora de soberanías, se extiende a todo el espacio americano:
* En 1996, el gobierno de Canadá prohibió la venta de "una neurotoxina peligrosa para la salud humana". Era un aditivo para la gasolina, fabricado por la empresa estadunidense Ethyl. Ese aditivo tóxico, prohibido en Estados Unidos, sólo se vendía en Canadá. La empresa Ethyl, que lleva muchos años dedicada a la noble misión de envenenar a los países extranjeros, reaccionó demandando al Estado canadiense porque la prohibición de su producto liquidaba sus ventas, dañaba su reputación e implicaba "una expropiación". Los abogados canadienses advirtieron a su gobierno que estaba perdido: no había nada qué hacer. En el Nafta, las empresas mandan. A mediados de 1998, el gobierno de Canadá levantó la prohibición, pagó una indemnización de 13 millones de dólares a la empresa Ethyl y le pidió disculpas.
* En 1995, otra empresa estadunidense, Metalclad, no pudo reabrir un depósito de basura tóxica en el estado mexicano de San Luis Potosí. Lo impidió la población, machetes en mano, para que la empresa basurera no continuara envenenando la tierra y las napas subterráneas de agua. Metalclad demandó al gobierno de México por ese "acto de expropiación". Según lo establecido por el Tratado de Libre Comercio, en el año 2001 la empresa recibió una indemnización de 17 millones de dólares.
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La Organización de Naciones Unidas nació al fin de la Segunda Guerra Mundial. John Fitzgerald Kennedy y Orson Welles estuvieron entre los 2 mil 500 periodistas que publicaron crónicas del gran acontecimiento. La Carta fundacional de Naciones Unidas estableció "la igualdad de derechos de las naciones grandes y pequeñas".
Era la gran promesa: a partir de la igualdad soberana de todos sus miembros, el nuevo organismo internacional iba a cambiar el rumbo de la historia de la humanidad. Sesenta años después, a la vista está. Cambió para peor.
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Pero las malas costumbres no son un destino, y son cada vez más los países que se están hartando de recitar el papel del bobo en esta gran farsa universal.
Hace un año, comprobaba Thomas Dawson, vocero del Fondo Monetario Internacional: "Tenemos muchos alumnos destacados en América Latina". Era el lenguaje de siempre. Ahora, advierte el presidente argentino Néstor Kirchner: "Ya no somos alfombra". Es el nuevo lenguaje.
Nuevo lenguaje, nueva actitud. Nuestros países se llevan muy mal con sus pueblos y se llevan todavía peor con sus vecinos, y ésta es una larga y triste historia de divorcios. Pero las más recientes reuniones internacionales -en Cancún, en Monterrey- han sido sacudidas por el soplo de vientos que el aire agradece. Después de tantos años de soledad, los débiles estamos empezando a entender que por separado estamos fritos. Ya pocos creen, como el presidente uruguayo Jorge Batlle, que todavía podemos aspirar a ser mendigos felices. Hasta los más cabezaduras se están convenciendo de que en este vasto humilladero, donde los poderosos practican impunemente el proteccionismo comercial, la extorsión financiera y la violencia militar, la dignidad es compartida o no es.
Habría que apurarse, digo yo, antes de que quedemos igualitos a las fotos ésas que están llegando de Marte.
Martes en la mañana. Pinche día. Mi coche no arrancó hoy. Si no hubiera sido por mi viejo quien salió al rescate y prestóme su nave, ahorita estaría dando vueltas buscando una batería nueva para mi coche. En fin. Hoy se antoja entonces leer algo de poesía dura, visceral, un poco adolescente en la vibra pero muy adulta en la composición. Aquí les dejo con un poema mío sin título, arriesgándome a desmerecer los demás (o quizás tratando de empaparme de su maestría por ósmosis) y con unos poemas del maestro Ricardo Castillo, de Guadajara. Mega-hiper-ultra recomiendo la lectura de su libro "El pobrecito señor X", uno de los mejores y más individualistas textos de poesía mexicana de los últimos tiempos. Y por último el padre de la vibra trastornada, don Carlos Baudelaire, nos explica los riesgos de enfurecerse (con los acreedores), nos define el odio, y nos aconseja a qué mujeres debemos buscar.
_________________________
Caigo rendido al sueño y se abren las cortinas de la muerte.
Es roja, y su brillo cardíaco instruye y reconforta en la desolación.
Pues de nada sirve gritar.
Los ojos se multiplican ante la expectativa de un milagro.
También los desastres, los recuerdos malheridos.
Las llagas hormiguean hasta formar árboles místicos.
Pero nadie cree nunca: fuimos sometidos tantos instantes,
Que terminamos prescribiendo conceptos como madre o fe.
A veces crece la luz como un tormento, como una pasión desfigurada.
Sí, la luz, ángel rebelde que corroe dientes y promesas.
Me arrastra tenazmente.
Pobre luz. No sabe que está muerta.
Mis experiencias quieren ser lastre, ancla y viento.
Y proclamo a los cuatro vientos que no estoy muerto.
“Escuchadme: ¡NO ESTOY MUERTO!”
Es inútil.
Pierdo peso desesperadamente.
Y de nada sirve gritar.
- Gerardo Alejos
__________________
AUTOGOL
Nací en Guadalajara.
Mis primeros padres fueron Mamá Lupe y Papá Guille.
Crecí como un trébol de jardín,
como moneda de cinco centavos, como tortilla.
Crecí con la realidad desmentida en los riñones,
con cursilerías en el camarote del amor.
Mi mamá lloraba en los resquicios
con el encabronamiento a oscuras, con la violencia a tientas.
Mi papá se moría mirándome a los ojos,
muriéndose en la cama lenta de los años,
exigiéndole a la vida.
Y luego la ceguez de mi abuelo, los hermanos,
el desamparo sexual de mis primas,
el barrio en sombras
y luego yo, tan mirón, tan melodramático.
Jamás he servido para nada.
No he hecho sino cronometrar el aniquilamiento.
Como alguien me lo dijo una vez:
Valgo Madre.
- Ricardo Castillo
_____________________
EL POETA DEL JARDÍN.
Hace tiempo se me ocurrió
que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.
La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.
Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.
Tímido me dijo de golpe:
"señor poeta, haga un poema de un triste pendejo".
Su amargura me hizo hacer gestos.
Escribí:
"No hay tristes que sean pendejos"
y nos fuimos a emborrachar.
- Ricardo Castillo
__________________
Consejos a los jóvenes literatos, de Charles Baudelaire (fragmentos)
(...) Un día, durante una lección de esgrima, un acreedor vino a molestarme; lo perseguí por toda la escalera a golpes de florete. Cuando regresé, el maestro de armas, un gigante pacífico que me habría tumbado a tierra con sólo soplarme, me dijo: "¡Cómo prodiga usted su antipatía!, ¡un poeta!, ¡un filósofo!, ¡bah!" Pues en verdad, yo había perdido el tiempo para hacer dos asaltos, estaba sofocado, avergonzado, y despreciado por un hombre más –el acreedor, a quien no había dañado gran cosa.
(...) En efecto, el odio es un líquido precioso, un veneno más caro que aquel de los Borgia –porque está hecho de nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño, ¡y dos terceras partes de nuestro amor! ¡Es preciso ser avaro con él!
(...) Es porque todos los verdaderos literatos tienen horror de la literatura en algunos momentos, que yo no admito para ellos –almas nobles y libres, espíritus fatigados, que siempre tienen necesidad de descansar su séptimo día–, sino dos clases de mujeres posibles: las muchachas, o las mujeres salvajes, el amor o la brasa ardiente. Hermanos, ¿es necesario explicar las razones?
Charles Baudelaire
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Caigo rendido al sueño y se abren las cortinas de la muerte.
Es roja, y su brillo cardíaco instruye y reconforta en la desolación.
Pues de nada sirve gritar.
Los ojos se multiplican ante la expectativa de un milagro.
También los desastres, los recuerdos malheridos.
Las llagas hormiguean hasta formar árboles místicos.
Pero nadie cree nunca: fuimos sometidos tantos instantes,
Que terminamos prescribiendo conceptos como madre o fe.
A veces crece la luz como un tormento, como una pasión desfigurada.
Sí, la luz, ángel rebelde que corroe dientes y promesas.
Me arrastra tenazmente.
Pobre luz. No sabe que está muerta.
Mis experiencias quieren ser lastre, ancla y viento.
Y proclamo a los cuatro vientos que no estoy muerto.
“Escuchadme: ¡NO ESTOY MUERTO!”
Es inútil.
Pierdo peso desesperadamente.
Y de nada sirve gritar.
- Gerardo Alejos
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AUTOGOL
Nací en Guadalajara.
Mis primeros padres fueron Mamá Lupe y Papá Guille.
Crecí como un trébol de jardín,
como moneda de cinco centavos, como tortilla.
Crecí con la realidad desmentida en los riñones,
con cursilerías en el camarote del amor.
Mi mamá lloraba en los resquicios
con el encabronamiento a oscuras, con la violencia a tientas.
Mi papá se moría mirándome a los ojos,
muriéndose en la cama lenta de los años,
exigiéndole a la vida.
Y luego la ceguez de mi abuelo, los hermanos,
el desamparo sexual de mis primas,
el barrio en sombras
y luego yo, tan mirón, tan melodramático.
Jamás he servido para nada.
No he hecho sino cronometrar el aniquilamiento.
Como alguien me lo dijo una vez:
Valgo Madre.
- Ricardo Castillo
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EL POETA DEL JARDÍN.
Hace tiempo se me ocurrió
que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.
La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.
Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.
Tímido me dijo de golpe:
"señor poeta, haga un poema de un triste pendejo".
Su amargura me hizo hacer gestos.
Escribí:
"No hay tristes que sean pendejos"
y nos fuimos a emborrachar.
- Ricardo Castillo
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Consejos a los jóvenes literatos, de Charles Baudelaire (fragmentos)
(...) Un día, durante una lección de esgrima, un acreedor vino a molestarme; lo perseguí por toda la escalera a golpes de florete. Cuando regresé, el maestro de armas, un gigante pacífico que me habría tumbado a tierra con sólo soplarme, me dijo: "¡Cómo prodiga usted su antipatía!, ¡un poeta!, ¡un filósofo!, ¡bah!" Pues en verdad, yo había perdido el tiempo para hacer dos asaltos, estaba sofocado, avergonzado, y despreciado por un hombre más –el acreedor, a quien no había dañado gran cosa.
(...) En efecto, el odio es un líquido precioso, un veneno más caro que aquel de los Borgia –porque está hecho de nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño, ¡y dos terceras partes de nuestro amor! ¡Es preciso ser avaro con él!
(...) Es porque todos los verdaderos literatos tienen horror de la literatura en algunos momentos, que yo no admito para ellos –almas nobles y libres, espíritus fatigados, que siempre tienen necesidad de descansar su séptimo día–, sino dos clases de mujeres posibles: las muchachas, o las mujeres salvajes, el amor o la brasa ardiente. Hermanos, ¿es necesario explicar las razones?
Charles Baudelaire
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lunes, enero 26, 2004
Ahh! Inicia la semana como un suspiro. Es un día soleado y activo. La gente viste con colores ligeros, y camina rápidamente. Se acerca la primavera cada vez más rápido. Ya quiero que sea marzo. Pasado mañana es el cumpleaños de la única chica en mi mente. La próxima semana es el mío, y este fin de semana hay un festival de jazz en Yucatán después de más de 4 años de sequía. Leo a Omar Khayyam con la idea de inspirarme para trabajar, pero me pasa todo lo contrario. Lean esto, por ejemplo:
¡Si supieras cuán poco me interesan los cuatro elementos de la
naturaleza y las cinco facultades del hombre! ¿Dices que algunos
filósofos griegos podían proponer hasta cien enigmas a sus oyentes?
Mi indiferencia a este respecto es absoluta. Trae vino, coge un laúd,
y deja que sus modulaciones nos recuerden las de la brisa que pasa
como nosotros.
O esto:
¿Nuestro tesoro? El vino. ¿Nuestro palacio? La taberna. ¿Nuestros
fieles amigos? La sed y la embriaguez. Ignoramos la inquietud
porque sabemos que nuestras almas, lo mismo que nuestras copas y
trajes mancillados, no tienen que temer ni el polvo ni el agua ni el
fuego.
Y antes de cambiar de tema, Khayyam logró encontrar palabras hermosas para este sentimiento que me es muy familiar estos días:
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar! Si no estás enamorado,
¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol o la suave
claridad de la luna?
¡Si supieras cuán poco me interesan los cuatro elementos de la
naturaleza y las cinco facultades del hombre! ¿Dices que algunos
filósofos griegos podían proponer hasta cien enigmas a sus oyentes?
Mi indiferencia a este respecto es absoluta. Trae vino, coge un laúd,
y deja que sus modulaciones nos recuerden las de la brisa que pasa
como nosotros.
O esto:
¿Nuestro tesoro? El vino. ¿Nuestro palacio? La taberna. ¿Nuestros
fieles amigos? La sed y la embriaguez. Ignoramos la inquietud
porque sabemos que nuestras almas, lo mismo que nuestras copas y
trajes mancillados, no tienen que temer ni el polvo ni el agua ni el
fuego.
Y antes de cambiar de tema, Khayyam logró encontrar palabras hermosas para este sentimiento que me es muy familiar estos días:
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar! Si no estás enamorado,
¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol o la suave
claridad de la luna?
viernes, enero 23, 2004
Dedico estos poemas, que no son míos (ojalá lo fueran), a la única mujer en mi mente. Ella sabe quién es.
Por cierto, estos poetas son en mi opinión dos de los mejores poetas actuales de México, Eduardo Casar, quien me parece da clases en el Tec de Monterrey, y Ricardo Castillo, quien creo que da clases en la Universidad de Guadalajara. Dichosos son sus alumnos.
LOS TATUAJES
Sucede que yo no me enamoro.
Simple, infinitamente,
me tatúo.
Se me quedan
tus manos y tus voces
como mordedura
permanente.
Se me contagia todo
del tatuaje,
la música, el olor,
el mar privado,
lo que íbamos a ser
y nunca hicimos.
Basta la lluvia
y se me nota todo.
-- Eduardo Casar
__________________
LAS NALGAS.
La mujer también tiene el trasero dividido en dos.
Pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la
inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.
-- Ricardo Castillo
__________________
Por cierto, estos poetas son en mi opinión dos de los mejores poetas actuales de México, Eduardo Casar, quien me parece da clases en el Tec de Monterrey, y Ricardo Castillo, quien creo que da clases en la Universidad de Guadalajara. Dichosos son sus alumnos.
LOS TATUAJES
Sucede que yo no me enamoro.
Simple, infinitamente,
me tatúo.
Se me quedan
tus manos y tus voces
como mordedura
permanente.
Se me contagia todo
del tatuaje,
la música, el olor,
el mar privado,
lo que íbamos a ser
y nunca hicimos.
Basta la lluvia
y se me nota todo.
-- Eduardo Casar
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LAS NALGAS.
La mujer también tiene el trasero dividido en dos.
Pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la
inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.
-- Ricardo Castillo
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Publico esto que no requiere más comentario. El genio nunca requiere comentarios. El autor es un poeta chino de hace casi 1700 años, y su contemporaneidad y vigencia no dejan de sorprenderme. Leánlo, aunque parezca que está un poco largo. Vale la pena, requete vale la pena.
Wang Hsi-chih (321-379)
Prefacio a la Recopilación del
Pabellón de las Orquídeas
En el noveno año de la era Yung-ho, al comienzo del último mes de la primavera, cuando el calendario señalaba kuei-chou (22 de abril del año 353), nos reunimos en el Pabellón de las Orquídeas en Shan-yin, para celebrar la Festividad de la Inmersión. Fue una reunión de todos los hombres honorables, los jóvenes junto a los viejos. Rodeados por altísimas montañas y empinadas colinas, espesos bosques y enormes bambúes. Y por allí corría el arroyo de aguas cristalinas sobre el que se reflejaba todo el paisaje de alrededor, y que había sido reencausado para poder jugar al juego de las copas de vino flotantes, todo a lo largo de su curvado curso. Nos sentamos según fuimos llegando. Y aunque no estábamos acompañados por los magníficos sonidos de flautas y cuerdas, una copa de vino y luego un poema fueron suficientes para remover nuestros más íntimos sentimientos.
El cielo estaba despejado y muy puro el aire. Corría una brisa muy agradable. Al contemplar hacia arriba apreciamos la inmensidad del universo; hacia abajo la abundancia de seres vivos. Dejamos vagar la mirada, y nuestras emociones fueron emergiendo de modo que disfrutamos más aún de todo aquel entorno pleno de rincones y sonidos maravillosos. Qué gran felicidad, ¡ciertamente!
Los hombres se reúnen en grupos de amigos durante lo que dura su vida. Algunos se contentan con liberar sus más intimos sentimientos sólo en conversaciones privadas mantenidas en habitaciones. Otros, en cambio, no dudan en dar rienda suelta a sus deseos y viven alocada y salvajemente. Y aunque los temperamentos y preferencias sean tan distintos, ambos tratan de obtener placer de cada circunstancia, entregándose a ello, felices y abstraídos por el momento y sin darse cuenta de cómo la vejez se aproxima. Y cuando todo termina, dejan seguir curso a sus sentimientos y quedan inmersos en una profunda melancolía. Lo que tanto placer les brindó ha desaparecido en lo que dura un suspiro, ¿cómo sus corazones no van a sentirse destrozados? Más aún, la longevidad depende de la naturaleza y su constante transformación: todo llega a un fin. Un viejo dicho asegura que "La vida y la muerte son las únicas cuestiones importantes". ¿No es razón suficiente como para sentirse triste?
Cada vez que leo en sus escritos cómo los antiguos se veían afectados por esta misma tristeza, siento como si se reuniesen dos mitades. Siempre me conmuevo al leerlos y no me doy bien cuenta de por qué. Siento que no brinda mucho consuelo afirmar que vida y muerte son lo mismo; y que tratar de alcanzar la longevidad de los inmortales es un disparate. Lectores del futuro volverán a estos días de hoy del mismo modo que nosotros ahora miramos al pasado. ¡Qué triste es todo! Así pues, he recolectado lo que han escrito mis contemporáneos y lo he transcrito aquí. Más allá de distantes generaciones y los mil mudables eventos, lo que provoca la melancolía es lo mismo. Los lectores del futuro también se sentirán conmovidos por estos escritos.
Wang Hsi-chih (321-379)
Prefacio a la Recopilación del
Pabellón de las Orquídeas
En el noveno año de la era Yung-ho, al comienzo del último mes de la primavera, cuando el calendario señalaba kuei-chou (22 de abril del año 353), nos reunimos en el Pabellón de las Orquídeas en Shan-yin, para celebrar la Festividad de la Inmersión. Fue una reunión de todos los hombres honorables, los jóvenes junto a los viejos. Rodeados por altísimas montañas y empinadas colinas, espesos bosques y enormes bambúes. Y por allí corría el arroyo de aguas cristalinas sobre el que se reflejaba todo el paisaje de alrededor, y que había sido reencausado para poder jugar al juego de las copas de vino flotantes, todo a lo largo de su curvado curso. Nos sentamos según fuimos llegando. Y aunque no estábamos acompañados por los magníficos sonidos de flautas y cuerdas, una copa de vino y luego un poema fueron suficientes para remover nuestros más íntimos sentimientos.
El cielo estaba despejado y muy puro el aire. Corría una brisa muy agradable. Al contemplar hacia arriba apreciamos la inmensidad del universo; hacia abajo la abundancia de seres vivos. Dejamos vagar la mirada, y nuestras emociones fueron emergiendo de modo que disfrutamos más aún de todo aquel entorno pleno de rincones y sonidos maravillosos. Qué gran felicidad, ¡ciertamente!
Los hombres se reúnen en grupos de amigos durante lo que dura su vida. Algunos se contentan con liberar sus más intimos sentimientos sólo en conversaciones privadas mantenidas en habitaciones. Otros, en cambio, no dudan en dar rienda suelta a sus deseos y viven alocada y salvajemente. Y aunque los temperamentos y preferencias sean tan distintos, ambos tratan de obtener placer de cada circunstancia, entregándose a ello, felices y abstraídos por el momento y sin darse cuenta de cómo la vejez se aproxima. Y cuando todo termina, dejan seguir curso a sus sentimientos y quedan inmersos en una profunda melancolía. Lo que tanto placer les brindó ha desaparecido en lo que dura un suspiro, ¿cómo sus corazones no van a sentirse destrozados? Más aún, la longevidad depende de la naturaleza y su constante transformación: todo llega a un fin. Un viejo dicho asegura que "La vida y la muerte son las únicas cuestiones importantes". ¿No es razón suficiente como para sentirse triste?
Cada vez que leo en sus escritos cómo los antiguos se veían afectados por esta misma tristeza, siento como si se reuniesen dos mitades. Siempre me conmuevo al leerlos y no me doy bien cuenta de por qué. Siento que no brinda mucho consuelo afirmar que vida y muerte son lo mismo; y que tratar de alcanzar la longevidad de los inmortales es un disparate. Lectores del futuro volverán a estos días de hoy del mismo modo que nosotros ahora miramos al pasado. ¡Qué triste es todo! Así pues, he recolectado lo que han escrito mis contemporáneos y lo he transcrito aquí. Más allá de distantes generaciones y los mil mudables eventos, lo que provoca la melancolía es lo mismo. Los lectores del futuro también se sentirán conmovidos por estos escritos.
Y como último post poético de la mañana, aquí les va mi pequeño, humilde y muy tripeado homenaje al que considero uno de los 3 más grandes poetas latinoamericanos del siglo, y quizás uno de los más grandes de todos los tiempos, el chileno Vicente Huidobro. A quien no haya leído su obra maestra "Altazor", no me canso de recomendársela. Es lamentable que exista algún amante del free-jazz que no haya leído los 2 últimos capítulos de Altazor, que representan la deconstrucción total del lenguaje español, algo similar a lo que hicieron gente como Art Ensemble of Chicago, AMM, Kaoru Abe y ahora gente como Axel Dörner con el lenguaje jazzístico. Pronto iré poniendo fragmentos de ese texto. Mientras tanto, le dejo con esta humilde reacción de un escribidor novato ante la majestuosidad de Altazor.
"Dos a Huidobro"
I
Voy remando desde la punta de mi papalote.
Mi cuerpo es una cruz de incienso que remonta un mar de ojos.
El sol (primer ojo) me limita, me traspasa,
Me trasluce, me atardece.
En el fondo del mar un caracol reparte anfetaminas como si fueran naranjas.
A lo lejos el tambor de la infancia resuena como un pezón
En un ritual de lenguas, labios y dientes
Que son manos o relámpagos (según el gusto de cada quién).
Luego el silencio agazapado, jauría de ojos y cometas,
Lengua de serpiente enloquecida, inútil su ataque.
No el enigma de tu risa.
O mi nombre que se escapa.
La soledad que vuelve con las olas.
Y “yo”, otra palabra a punto de extinguirse.
II
Mi papalote es ahora una guitarra que trata de alcanzarte
Alfombra maternal en busca de arco iris.
Mis pestañas son sus cuerdas,
Mis intestinos sus acordes que enmudecen cada domingo como mástil.
Y cada noche sueño con algo que me fue robado,
Que no tuve o que nunca he sido.
Yo sólo he amado una silla, un árbol de mango,
Un lenguaje que he olvidado.
He envenenado mis manos al cantar con serpientes como hombres ciegos de retortijones.
He vomitado pirámides e incendiado desconsuelos.
He disparado rifles de cáñamo y semen
but I only hurt myself.
Tu presencia se aleja como un bumerang amnésico
Y yo secándome al sol como semilla sin germinar.
Nunca seré una flor, jaula de bostezos.
Pero cada cuándo soy un tren y olvido mi condición de abismo y de palenque,
Y salto sobre mis ruedas como un grillo alucinado.
Y no rezo.
"Dos a Huidobro"
I
Voy remando desde la punta de mi papalote.
Mi cuerpo es una cruz de incienso que remonta un mar de ojos.
El sol (primer ojo) me limita, me traspasa,
Me trasluce, me atardece.
En el fondo del mar un caracol reparte anfetaminas como si fueran naranjas.
A lo lejos el tambor de la infancia resuena como un pezón
En un ritual de lenguas, labios y dientes
Que son manos o relámpagos (según el gusto de cada quién).
Luego el silencio agazapado, jauría de ojos y cometas,
Lengua de serpiente enloquecida, inútil su ataque.
No el enigma de tu risa.
O mi nombre que se escapa.
La soledad que vuelve con las olas.
Y “yo”, otra palabra a punto de extinguirse.
II
Mi papalote es ahora una guitarra que trata de alcanzarte
Alfombra maternal en busca de arco iris.
Mis pestañas son sus cuerdas,
Mis intestinos sus acordes que enmudecen cada domingo como mástil.
Y cada noche sueño con algo que me fue robado,
Que no tuve o que nunca he sido.
Yo sólo he amado una silla, un árbol de mango,
Un lenguaje que he olvidado.
He envenenado mis manos al cantar con serpientes como hombres ciegos de retortijones.
He vomitado pirámides e incendiado desconsuelos.
He disparado rifles de cáñamo y semen
but I only hurt myself.
Tu presencia se aleja como un bumerang amnésico
Y yo secándome al sol como semilla sin germinar.
Nunca seré una flor, jaula de bostezos.
Pero cada cuándo soy un tren y olvido mi condición de abismo y de palenque,
Y salto sobre mis ruedas como un grillo alucinado.
Y no rezo.
Siguiendo con el tema de la música, este es un poemita que escribí un sábado muy lento en la oficina, mientras escuchaba, disfrutaba, vibraba al sobrehumano guitarrista ibérico Manitas de Plata, quien según la opinión de muchos, es el más grande guitarrista gitano después de Django Reinhardt.
"A Manitas de Plata"
El sabor de tus cuerdas es dulce, Manitas.
Dulce como una cascada, como el canto de los duraznos en flor,
Como los ojos de una mujer a quien me niego a olvidar.
Dulce y rebelde como el rugido de las olas del mar.
Eres sabio, Manitas.
Puedo ver sobre tus hombros siglos de experiencia y lucha constante.
Y como el árbol que corona la reticencia nocturna de los bosques,
Tus raíces son nobles y profundas.
Toca tu guitarra por siempre, Manitas.
Eleva tu voz hasta los límites de la bóveda divina.
Y al hacerlo no pienses en nosotros,
Porque al llegar el término de la novela incesante,
Te estaremos recordando.
"A Manitas de Plata"
El sabor de tus cuerdas es dulce, Manitas.
Dulce como una cascada, como el canto de los duraznos en flor,
Como los ojos de una mujer a quien me niego a olvidar.
Dulce y rebelde como el rugido de las olas del mar.
Eres sabio, Manitas.
Puedo ver sobre tus hombros siglos de experiencia y lucha constante.
Y como el árbol que corona la reticencia nocturna de los bosques,
Tus raíces son nobles y profundas.
Toca tu guitarra por siempre, Manitas.
Eleva tu voz hasta los límites de la bóveda divina.
Y al hacerlo no pienses en nosotros,
Porque al llegar el término de la novela incesante,
Te estaremos recordando.
Por segundo día consecutivo, les someto de nuevo a un ataque aéreo de mi más reciente producción literaria. El siguiente es un poema a dos manos (o 'cadáver exquisito'), realizado por mí y por mi broder Octavio Lores. Creo que quedó bien para haber sido hecho "under the influence of..." y en la madrugada, hehe. Me resulta interesante advertir cómo se originan los temas, y cómo Octavio realiza una función rítimica y armónica además de ser un solista, o sea, si ese poemilla fuera una canción de jazz, él sería el pianista o el bajista, poniendo acordes nuevos, o sea lanzando caminos nuevos para recorrer por los dos solistas.
pharmakon = Gerardo Alejos
ciperjazz = Octavio Lores
25 de julio de 2003
(Cerca de las 2 de la mañana)
[pharmakon] Aunque la luz recorra el día como una saeta envenenada
[ciperjazz] y cautiva de las pupilas salude al alma
[pharmakon] Como un suspiro, como una lluvia, nos deshacemos
[ciperjazz] entre fulgores de vacío y crisoles de venus adornada
[ciperjazz] el poeta que a la noche encuentra y en ella rehace su pasion atormentada
[pharmakon] Lleno de dicha y soledad, lleno de viento, sol y piedra
[ciperjazz] cubro de llanto la tumba que a mi placer encierra
[pharmakon] Y encuentro significado en la noche, en la luna, en la tristeza
[ciperjazz] porque siempre serán motivo, porque es vida....
[pharmakon] Aunque la vida sea un juego de dados, una simple vuelta de hoja
[ciperjazz] en ella dibujo senderos de ternura y tomo el dulce fruto que me ofrece
[pharmakon] Como la cálida voz de mi madre, como la risa de mis hijos
[ciperjazz] como antorcha imperturbable, me burlo de lo cierto
[ciperjazz] A LA MUJER.................
[pharmakon] Alzo los brazos al infinito, a la mujer, al mar, a todo lo que no conozco
[pharmakon] Alzo los brazos y sonrío
[pharmakon] Y bailo, y canto y lloro
[ciperjazz] a la mujer de sexo cálido, serena en la ternura, de boca encendida por los cocuyos de la pasión
[ciperjazz] por la brisa de su aliento
[ciperjazz] por lo incierto de su corazón
[pharmakon] A la mujer que es fuego que canta, lluvia que acaricia, fruto que asciende
[pharmakon] A ella dedico estas palabras y mis sueños
[ciperjazz] por aquella que me hizo hombre,
[ciperjazz] y aún madura su recuerdo en la memoria
[pharmakon] Por aquella que encontré un día, perdí, y volveré a encontrar
[pharmakon] Por aquella que me espera
[ciperjazz] por la que no conozco
[ciperjazz] por la que va a llegar
[pharmakon] Por ella vivo
[pharmakon] Por ella canto
[ciperjazz] por la que tomará mi mano sin prisa en la hora de mi muerte
[pharmakon] Con una sonrisa, con un suspiro
[ciperjazz] con la certidumbre de que hice bien las cosas
[ciperjazz] y a fin de cuentas
[ciperjazz] ella
[ciperjazz] solo ella
[pharmakon] Sabrá mi verdadero nombre
[pharmakon] Sabrá lo que dicen las líneas de mis manos
[ciperjazz] manos que acarician y no paran
[pharmakon] Manos que buscan, manos que reconocen
[pharmakon] Son mis ojos, son mi voz y mi aliento
[ciperjazz] trémulas y húmedas
[ciperjazz] me guían al placer
[ciperjazz] AL JAZZ............
[ciperjazz] SE LO MERECE
[ciperjazz] débiles insinuaciones en amables sincopados
[pharmakon] Al jazz, canto dulce, cierto, eterno y fluido
[ciperjazz] búsqueda y consuelo
[ciperjazz] digno heredero de llantos y alabanzas
[pharmakon] Recorre mis venas como humo terciopelo, como serpiente-en-arcoiris
[pharmakon] Como llave de la vida, como trueno encarnecido
[ciperjazz] forja mi alma entre sus notas abruptas y sus alegres himnos del pasado
[pharmakon] entre sonidos y alabanzas
[pharmakon] Vive siempre en mi presente
[pharmakon] Permanece siempre en mi camino
[pharmakon] Ilumíname!
[ciperjazz] que el bajo marque, que el piano cante, que la trompeta grite y que se haga jazz por siempre
[pharmakon] Que Louis cante, que Bix se emborrache, que Bunny exclame
[pharmakon] Que la vida siga
[ciperjazz] fantasmas envejecidos, más ciertos que nunca, genios sin fronteras, gracias por seguir siendo
[pharmakon] Como la vida misma, como el sol: ABSOLUTOS!
pharmakon = Gerardo Alejos
ciperjazz = Octavio Lores
25 de julio de 2003
(Cerca de las 2 de la mañana)
[pharmakon] Aunque la luz recorra el día como una saeta envenenada
[ciperjazz] y cautiva de las pupilas salude al alma
[pharmakon] Como un suspiro, como una lluvia, nos deshacemos
[ciperjazz] entre fulgores de vacío y crisoles de venus adornada
[ciperjazz] el poeta que a la noche encuentra y en ella rehace su pasion atormentada
[pharmakon] Lleno de dicha y soledad, lleno de viento, sol y piedra
[ciperjazz] cubro de llanto la tumba que a mi placer encierra
[pharmakon] Y encuentro significado en la noche, en la luna, en la tristeza
[ciperjazz] porque siempre serán motivo, porque es vida....
[pharmakon] Aunque la vida sea un juego de dados, una simple vuelta de hoja
[ciperjazz] en ella dibujo senderos de ternura y tomo el dulce fruto que me ofrece
[pharmakon] Como la cálida voz de mi madre, como la risa de mis hijos
[ciperjazz] como antorcha imperturbable, me burlo de lo cierto
[ciperjazz] A LA MUJER.................
[pharmakon] Alzo los brazos al infinito, a la mujer, al mar, a todo lo que no conozco
[pharmakon] Alzo los brazos y sonrío
[pharmakon] Y bailo, y canto y lloro
[ciperjazz] a la mujer de sexo cálido, serena en la ternura, de boca encendida por los cocuyos de la pasión
[ciperjazz] por la brisa de su aliento
[ciperjazz] por lo incierto de su corazón
[pharmakon] A la mujer que es fuego que canta, lluvia que acaricia, fruto que asciende
[pharmakon] A ella dedico estas palabras y mis sueños
[ciperjazz] por aquella que me hizo hombre,
[ciperjazz] y aún madura su recuerdo en la memoria
[pharmakon] Por aquella que encontré un día, perdí, y volveré a encontrar
[pharmakon] Por aquella que me espera
[ciperjazz] por la que no conozco
[ciperjazz] por la que va a llegar
[pharmakon] Por ella vivo
[pharmakon] Por ella canto
[ciperjazz] por la que tomará mi mano sin prisa en la hora de mi muerte
[pharmakon] Con una sonrisa, con un suspiro
[ciperjazz] con la certidumbre de que hice bien las cosas
[ciperjazz] y a fin de cuentas
[ciperjazz] ella
[ciperjazz] solo ella
[pharmakon] Sabrá mi verdadero nombre
[pharmakon] Sabrá lo que dicen las líneas de mis manos
[ciperjazz] manos que acarician y no paran
[pharmakon] Manos que buscan, manos que reconocen
[pharmakon] Son mis ojos, son mi voz y mi aliento
[ciperjazz] trémulas y húmedas
[ciperjazz] me guían al placer
[ciperjazz] AL JAZZ............
[ciperjazz] SE LO MERECE
[ciperjazz] débiles insinuaciones en amables sincopados
[pharmakon] Al jazz, canto dulce, cierto, eterno y fluido
[ciperjazz] búsqueda y consuelo
[ciperjazz] digno heredero de llantos y alabanzas
[pharmakon] Recorre mis venas como humo terciopelo, como serpiente-en-arcoiris
[pharmakon] Como llave de la vida, como trueno encarnecido
[ciperjazz] forja mi alma entre sus notas abruptas y sus alegres himnos del pasado
[pharmakon] entre sonidos y alabanzas
[pharmakon] Vive siempre en mi presente
[pharmakon] Permanece siempre en mi camino
[pharmakon] Ilumíname!
[ciperjazz] que el bajo marque, que el piano cante, que la trompeta grite y que se haga jazz por siempre
[pharmakon] Que Louis cante, que Bix se emborrache, que Bunny exclame
[pharmakon] Que la vida siga
[ciperjazz] fantasmas envejecidos, más ciertos que nunca, genios sin fronteras, gracias por seguir siendo
[pharmakon] Como la vida misma, como el sol: ABSOLUTOS!
Esta es la frase completa de Javier Sicilia, que uso como epígrafe de este blog. Creo que es muy enriquecedora. Les recomiendo a todos que lean su columna en La Jornada Semanal, y en Proceso.
"El verdadero viajero no es el que deja el espacio de su tierra natal para ir a otros espacios controlando los itinerarios, los sitios de llegada y de partida y los alojamientos, casi siempre iguales a los espacios climatizados en donde suele vivir y trabajar, sino el que se abandona al peso específico de otros lugares y se extravía en ellos para encontrarse y descubrirse en lo completamente distinto y encarnado". - Javier Sicilia
"El verdadero viajero no es el que deja el espacio de su tierra natal para ir a otros espacios controlando los itinerarios, los sitios de llegada y de partida y los alojamientos, casi siempre iguales a los espacios climatizados en donde suele vivir y trabajar, sino el que se abandona al peso específico de otros lugares y se extravía en ellos para encontrarse y descubrirse en lo completamente distinto y encarnado". - Javier Sicilia
jueves, enero 22, 2004
A veces suelo olvidar que el diálogo interno es algo muy íntimo, y que existen ciertos detalles ineludibles de pensar, que sin embargo difícilmente pueden ser comunicados sin ser interpretados erróneamente. Creo que no me estoy explicando bien. Lo que trato de decir es que prefiero ofrecer a los demás las cosas de mí de las que estoy seguro, las cosas que me tranquilizan y me hacen sentir bien. Eso es todo. Y si a veces lo olvido, debo trabajar para mejorarlo. Mi horóscopo decía algo así como "no consideras la impetuosidad de tus palabras y tus excesivos elogios o críticas a veces resultan negativos para los demás". Creo que tiene razón, al menos en parte. En cierto modo tengo una tendencia a sentenciar, y a opinar fuertemente sobre las cosas, o a compartir con los demás cosas íntimas que pocos compartirían. En fin, es algo más sobre lo que debo trabajar.
Mae, está chingón esto del blog. Ya le estoy agarrando el pedo. Me permito someterlos a una pequeña dosis de mi más reciente (un mes de antigüedad) producción literaria:
"La Santa Noche"
Es de noche,
y los hogares duermen como naves a la deriva.
Sueñan con ríos de cromo, sur,
Con espirales coronados de espesos atardeceres.
No existe el miedo.
Y el silencio comunica dioses, visiones.
Raíces, manantiales.
Hay que contemplar el silencio como si fuera un árbol.
Hay que reptar en la noche, bálsamo de sombras.
-----------------
"Confesión I"
Mis dominios son la noche y tus pechos
La soledad y el jazz
La dulce ebriedad, el viaje interno
La felicidad de encontrar un destino.
-----------------
"Confesión II"
Con la espalda tatuada por desilusiones
Con los ojos abiertos bajo el agua
Con las manos silenciadas por el fuego
Con sed y hambre, hastiado de ti
Te sigo esperando.
----------------
"Cilantro"
Pero así nomás. Justamente así pasa la vida.
Como una lluvia, una leyenda.
Como un latido.
Y yo no sé si voy o vengo,
No sé quién es quien habla detrás de las paredes,
Detrás de los incendios.
No sé cuál es quizás el tono exacto de las cosas.
No sé cuál es tu nombre.
Y así nomás.
Justamente así pasa la vida.
"La Santa Noche"
Es de noche,
y los hogares duermen como naves a la deriva.
Sueñan con ríos de cromo, sur,
Con espirales coronados de espesos atardeceres.
No existe el miedo.
Y el silencio comunica dioses, visiones.
Raíces, manantiales.
Hay que contemplar el silencio como si fuera un árbol.
Hay que reptar en la noche, bálsamo de sombras.
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"Confesión I"
Mis dominios son la noche y tus pechos
La soledad y el jazz
La dulce ebriedad, el viaje interno
La felicidad de encontrar un destino.
-----------------
"Confesión II"
Con la espalda tatuada por desilusiones
Con los ojos abiertos bajo el agua
Con las manos silenciadas por el fuego
Con sed y hambre, hastiado de ti
Te sigo esperando.
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"Cilantro"
Pero así nomás. Justamente así pasa la vida.
Como una lluvia, una leyenda.
Como un latido.
Y yo no sé si voy o vengo,
No sé quién es quien habla detrás de las paredes,
Detrás de los incendios.
No sé cuál es quizás el tono exacto de las cosas.
No sé cuál es tu nombre.
Y así nomás.
Justamente así pasa la vida.
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