(Tomado de la columna de La Jornada Astillero, de Julio Hernández López, de fecha de hoy).
LA PATRIA CORRE grave peligro y es obligación de este tecleador advertirlo. Fuertes represalias podrían caer sobre México si George W. Bush se entera del comportamiento de los mexicanos que asistieron el pasado martes al estadio Jalisco a presenciar la victoria de 4-0 sobre un balompédicamente deshilachado Estados Unidos. En varias ocasiones, 60 mil personas corearon "¡Gringos... gringos... chinguen a su madre!", y el colmo, que Omar Farres Parra narró así en las páginas del diario angelino La Opinión: "El delirio se desencadenó con una mezcla de gritos de rencores acumulados y burlescos. Otros eran simplemente de alegría. Por un lado, el Cielito lindo, en un coro impresionante. Luego el ofensivo e insano '¡Osama, Osama!'" Gilberto Ramos Cacho, desde el Esto, reportó que "55 mil personas, enormemente enardecidas, con marcado rencor impidieron que tan siquiera se escuchara con respeto el himno de Estados Unidos. Lo abuchearon, lo silbaron y hasta lo insultaron mientras las notas musicales se tornaban inaudibles (...) Todo lo contrario, el himno mexicano se escuchó con exagerado fervor y admirable respeto". ¡Gulp! ¿Y si el rey George II nos declara la guerra por producir armas cómicas, bombas corales insanas y ofensivas y misiles chifladores? ¿Y si el imperio declara sospechoso de terrorismo a todo aquel mexicano que le vaya a su selección de futbol? ¿Y si el jefe Bush le cancela la invitación del mes próximo al esposo Vicente alegando que unos pierneros (no braceros) maltratados le tomaron el rancho texano?..