miércoles, mayo 04, 2005

La opinión más inteligente del día

VICENTE FOX Y ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR viven una reconciliación desaforada. Uno y otro han guardado en sus cuadernos escolares las frases hirientes que en el pasado se lanzaron a causa de sentimientos seguramente mal entendidos. Ahora los dos ven hacia adelante y ya no quieren acordarse de los malos momentos. Cuando hablan, ya no les salen acusaciones contra el mal gobierno (federal) ni historias de confabulaciones, pero tampoco defensas apasionadas de la legalidad ni diatribas contra los populismos, sino cantos de amor y paz que tendrán sus momentos estelares durante un encuentro oficial muy de fotografía que ocurrirá este viernes en la casa de uno de ellos, y probablemente durante una posterior gira inaugural de obras en los dominios del otro.

EL MUTUO APACIGUAMIENTO concertado ha producido en el respetable público una ensoñación pasajera. Tan asustada estaba la sociedad del riesgo de caer en el abismo que ahora toda componenda parece música celestial y no chirriante trova. En esa modorra posterior al estallido de adrenalina, los ciudadanos ven pasar como en cámara lenta los elementos de su siguiente pesadilla, pero no atinan a entenderla ni quieren hacerlo. Por un lado está el políticamente consumido Vicente, que sin recato alguno se limpia el sudor de los miedos macedonios recientes con el pañuelo desechable en que está convirtiendo a su procurador Cabeza de Vaca, que ni siquiera ha empezado a revisar "exhaustivamente" el expediente del desafuero cuando ya su jefe lenguaraz dice por todos lados que ese asunto está cerrado. No tiene pudor el exhausto Vicente en exhibir la manipulación a contentillo de un caso judicial que días atrás juraba y perjuraba era manejado con criterios rigurosamente jurídicos y no políticos. Quien alguna vez fuera para Los Pinos "señor López" llena a la vez sus alforjas de tanto éxito que los riesgos del caudillismo saltan a la vista pero los ojos amorosos se niegan a reconocer la posibilidad de estar construyendo un foxismo de izquierda, una esperanza personalísima sin construcción social ni sustento organizado, nicho individual de fe colectiva.

PERO HOY PARECIERA de mal gusto (políticamente incorrecto) advertir de los peligros florecientes. El ánimo nacional descansa luego de tantas emociones fuertes, y lo importante estaría en la celebración gozosa de los rencuentros, de la posposición de discordancias, de las imágenes venideras de pacificación escenográfica. Mientras tanto, los complotistas de ayer siguen trabajando a la sombra, con ánimos multiplicados por el ansia de revancha, y el rayito de esperanza se esparce, aparentemente fortaleciéndose, entre la dominante estructura de priísmos reciclados y las contingencias derivadas de la excesiva y personalísima concentración de poder.

- Julio Hernández López, en la columna Astillero de la Jornada de hoy.