Simplemente sublime, cada vez que escucho
Construçao me vuelvo un poco más cuerdo y más loco —desarrollándose la consciencia como una espada— simultánea, placentera, nostálgica y sofisticadamente. Los arreglos de
Rogério Duprat son BESTIALES, la voz y la guitarra de
Chico Buarque van directo a donde deben ir, las percusiones brasileras son como una
caipirinha preparada hace dos años por una chica brasileña en el balcón de mi casa, en fin
todo el mundo —la puta existencia entera— mejora cuando lo escuchas.
1971 fue el año.