Lo increíblemente original que tiene Joanna es el instrumento que toca: el arpa. Así es, señores, desde Alice Coltrane no escuchaba yo un arpa en la música popular norteamericana que me partiera el alma de esta forma (Armando, mi gran broder freejazzero, definió a Joanna como "Björk y Zeena Parkins juntas"). Su nuevo disco, Ys (palabra de origen celta pronunciada "is"), es una de las obras maestras de 2006. Sólo escuchen esto: la voz y el arpa de Joanna fueron grabados (todo de forma análoga, but of course) por el guerrillero sónico Steve Albini; la mezcla final la hizo nada más y nada menos que Jim O'Rourke; y lo mejor de todo, the secret weapon de este disco: unas orquestaciones que te mal-parten la madre, cortesía del genial productor Van Dyke Parks, a quien sólo conocía por referencia y al que ya he empezado a investigar (en general estoy en fase de adicción a los grandes arreglistas/productores de los 70's y 80's, tipo Rogério Duprat con Tropicália, Michel Legrand, Hal Willner, Kip Hanrahan, Van Dyke obviamente, en fin una larga lista).Pero bueno, esto no pretendía ser una crítica sino un grito de amor. ¿Qué esperan? Fuera del jazz o los clásicos del metal, esto es lo único que he escuchado en las últimas dos semanas. "Emily", la primera canción del disco, es una obra maestra absoluta y tiene las letras más hermosas que he leído en meses. Cuando termina de hablar por primera vez sobre los meteoritos y regresa al tema original con una dolorosísima lentitud ("you came and lay a cold compress upon the mess I'm in..."), cabrón, me salen las lágrimas.
Joanna Newson me ha seducido.


