Un poema en honor a Malachi Ritscher:
"Sangre y humo alimentan las hogueras"
Sangre y humo alimentan las hogueras.
Nada mella el fulgor. Y las montañas
reblandecen los siglos, se incorporan,
desbaratan su ritmo, son de nuevo
piedra,
mudez de piedra,
testimonio
de que nada hubo aquí; de que los hombres
como piedra también
se tornan viento.
Ser de viento espectral, ya sin aullido,
aunque busque su fin, aunque ya nada
pueda retroceder. El tiempo es polvo;
sólo la tierra da su fruto amargo,
el feroz remolino que suspende
cuanto el hombre erigió. Quedan las flores
y su orgullo de círculo, tan necias
que intentan renacer, darse al aroma
y nuevamente en piedra convertirse.
-- escrito por José Emilio Pacheco en "El reposo del fuego" (1966)