sábado, junio 28, 2008
viernes, junio 27, 2008
Monsiváis sobre el narcotráfico en México y el "Plan Mérida"
BBC: Si uno no fuera mexicano, ¿cómo tendría que ver o cómo podría explicarse la realidad política que vive México?
Monsiváis: Si uno fuera mexicano, cual es mi caso, ¿cómo podría explicarme lo que no entiendo o lo que no me explico? La realidad política mexicana se me escapa porque elementos muy diversos confluyen y no logro jerarquizarlos.
Lo primero es la inercia que dejó el PRI. Setenta y un años de un autoritarismo monolítico, ramplón, con grandes zonas de corrupción (no digo que todos los priistas fueron corruptos, desde luego que no, pero que el PRI se asentaba en la corrupción desde luego que sí), con elementos represivos de distintos niveles, con oportunidad hasta cierto momento de movilidad social, con una tendencia secularizadora. Todo eso es una carga inercial fuerte.
En segundo lugar, y te digo sin que haya orden jerárquico, ante la idea de que ya que el empleo se vuelve una especie en extinción Estados Unidos se convierte en una tierra promisoria, y la migración alcanza niveles idílicos.
Aunque se sepa -y con detalle- del racismo, de las dificultades, de los hostigamientos, etcétera, se supera todo eso porque se piensa que detrás está el empleo, un empleo que permitirá en esta versión del imaginario la construcción de una familia y las ventajas para los hijos.
En tercer lugar, hay una atomización de la política que ha llegado a enormes niveles de desprestigio, casi todos muy justificados, y que alcanza a casi todos los partidos políticos.
En cuarto lugar, la emergencia de una derecha bastante cerrada, muy atrasada y decidida a recuperar lo que perdió en las guerras de la reforma liberal y a hacerse justicia por propio saqueo.
Y en quinto lugar una izquierda que social y culturalmente es de lo más significativo que hay y que políticamente es un atraso.
Ésos son algunos de los elementos. A esto hay que agregar las dificultades con que la globalización procede y el enfrentamiento a la desigualdad.
Si quieres un rasgo definitivo, esencial, es la desigualdad. No se puede avanzar parejamente ni mucho menos, y aunque ningún país ha conseguido eso, tanta desigualdad sí hace que el avance que se ve, que puede ser verificado, se vaya volviendo polvoso o se vaya desvaneciendo con gran frecuencia, porque no puede ser que una minoría progrese y una mayoría se sumerja.
No hay tal cosa como el avance parcial o sectorial en un país de las condiciones de México y con la vecindad de Estados Unidos.
¿Y el narcotráfico?
No lo mencioné por un acto esquivo de la memoria, que a veces no quiere sumergirse en la depresión.
El narcotráfico es la pesadilla mayor. No sólo involucra a una parte muy significativa de la población sino que, gracias a la introducción masiva de armas al país, el narcotráfico ha conseguido una situación espasmódica de violencia aquí sí parejamente.
El narcotráfico ha marcado el descenso de la nunca muy apreciada consideración por la vida humana. El narcotráfico ha dado las grandes señales de crueldad realmente sobrecogedora y en Youtube se han visto ejemplos que dan idea de cómo el horror puede ir todavía más a fondo.
El narcotráfico ha corrompido no sólo a grandes sectores policíacos sino a la idea que se tiene de la policía: ya es una idea corrupta de la policía corrupta.
El narcotráfico ha vulnerado a muchas instituciones, ha depreciado el valor de las fuerzas de seguridad pública, ha construido otra frontera muy a su arbitrio, y ha convertido en anécdota pintoresca (debido en gran parte al estupor con que se le contempla) la sucesión de escenas de horror.
¿Entonces habría que ver con buenos ojos -o cuando menos darle el beneficio de la duda- al Plan México o la Iniciativa de Mérida?
Así como se ha presentado, no veo yo la óptica bondadosa que se aplique. Ya en principio no ponerle Plan México para que no cargue el desprestigio del Plan Colombia es un juego semántico bastante pobre.
Pero aquí lo básico es que se presenta como un acto de caridad que espera la resurrección de la ética del país vecino.
Dar dinero para que se levante la moral, un "Lázaro levántate y anda" de una moral que se piensa aplastada por el narcotráfico, me parece lamentable.
Y me parece lamentable también que no se explica. Ese dinero que se le da al ejército, cómo se va a repartir, hasta qué punto las armas son necesarias, cuál es el nivel de enfrentamiento, no lo veo con claridad.
Porque además los grupos en abierto enfrentamiento son grupos muy pequeños, por fortuna.
Han hecho mucho daño y son para mi gusto muy siniestros en la medida en que no tienen programa, no tienen proyecto, actúan con acciones terroristas que a todos nos perjudican, y se mueven bajo el amparo de siglas a las que no les atribuyo ningún sentido.
EPR, Ejército Popular Revolucionario, ¿qué quiere decir?, no tengo la menor idea. Tengo idea de que hay restos de movimientos guerrilleros, pero en este momento qué quiere decir todo eso no sé.
El narcotráfico además le ha dado a toda la violencia un carácter tan sombrío -de por sí tiene, pero el no saber de dónde viene la violencia y hacia dónde va, el ver que gran parte del destino del país está envuelto en un torbellino de espectros no es buena noticia.
México cambió, pero no como se esperaba...
Sigue cambiando, y no como se esperaba y sí como se esperaba.
Desde el punto de vista de las profecías del acabose está cambiando como se esperaba.
Desde el punto de vista de la transición a la democracia, si queremos usar un epitafio como fórmula de bienaventuranza, no, desde luego que no.
Pero me fui por lo que llamaban antes los cerros de Úbeda.
Cuando me preguntas qué pasa con lo del Plan Mérida, yo creo que mientras no se explique, mientras no se razone debidamente cuál es el sentido de la ayuda y de qué modo se va a concretar en acciones que efectivamente detengan el trasiego de la droga, lo que vamos a ver es una ayuda tan rodeada de sospechas que se va a volver una suerte de novela policíaca.
viernes, junio 20, 2008
Se publica estudio científico sobre experiencias de pacientes al borde de la muerte
(El libro en cuestión) es una publicación académica escrita por una enfermera que tomó 10 años de investigación y está dirigida a estudiantes de medicina y bibliotecas universitarias. El libro cuenta las experiencias de pacientes que sufrieron infartos y estuvieron al borde de la muerte. Los individuos hablan de circunstancias en las que se vieron fuera de su cuerpo, o de un túnel que los conducía a una luz brillante donde se reunían con sus seres queridos.
En 1998 Penny Sartori, enfermera de terapia intensiva de los hospitales galeses de Singleton y Morriston, se dio cuenta de que había muy pocos datos de referencia disponibles para enfermeras y trabajadores de salud sobre este tipo de experiencias. Fue por eso que en 1998, tras obtener aprobación ética, decidió investigar lo que ocurre cuando un paciente tiene una experiencia cercana a la muerte o ECM.
Recuerdos
Sartori siguió los casos y entrevistó a unos 300 pacientes en las unidades de terapia intensiva y obtuvo 15 narraciones completas sobre este tipo de experiencias. El resultado es el libro "Experiencias Cercanas a la Muerte de Pacientes Hospitalizados en Terapia Intensiva. Un Estudio Clínico de Cinco Años".
"Llevé a cabo el estudio con una amplia variedad de pacientes en terapia intensiva, incluidos los que estaban muy enfermos pero no cerca de la muerte", dice Penny Sartori. "Obtuve los mejores resultados cuando estudié a pacientes de infarto que estuvieron al borde de la muerte".
"Al final 15 pacientes pudieron narrar sus experiencias cercanas a la muerte y descubrí que habían experimentado situaciones comunes", agrega. Sartori encontró que la gente que pasaba una ECM se veía "flotando sobre sí misma y que el techo se había disuelto".
"Los pacientes también fueron capaces de recordar con precisión lo que había ocurrido en la sala, a pesar de haber estado inconsciente y de haber tenido los ojos cerrados". Los individuos, dice Sartori, contaron asimismo que se veían viajando por un túnel hacia una luz brillante.
Algunos dijeron haberse reunido con una figura que les decía que "su tiempo no había llegado todavía" y otros se habían reunido con parientes muertos y se habían comunicado con ellos por telepatía. "Ciertos pacientes informaron que vieron toda su vida proyectada en un instante", afirma.
La autora explica que muchas de las experiencias cercanas a la muerte por lo general pueden explicarse por el efecto de las endorfinas (sustancias químicos que libera el organismo como respuesta a la ansiedad o el dolor), los niveles anormales de gases sanguíneos, o los bajos niveles de oxigeno. Sartori, sin embargo, midió estos tres factores y los tomó en cuenta cuando llevó a cabo el análisis de los informes de los pacientes.
Al final de estas ECM algunos pacientes contaron que flotaron de regreso a su cuerpo, y otros sintieron como si despertaran súbitamente.
Conciencia
Según la investigadora a pesar de que sólo 15 pacientes lograron describir sus experiencias cercanas a la muerte, cree que éstas son mucho más comunes. Sin embargo, para algunos enfermos es más difícil recordar el evento después de un episodio tan grave y de haber estado inconsciente.
"Es como cuando olvidamos un sueño al despertar", dice la autora.
Penny Sartori intenta ahora continuar investigando sobre el fenómeno de ECM y lo que ocurre con estos pacientes. "No creo que se trate simplemente de que existe vida después de la muerte", afirma la autora. "Más bien se trata de lo que es la conciencia y la forma como la definimos".
La ciencia define a la conciencia como un subproducto del cerebro, pero como señala Sartori, quizás estamos rodeados por la conciencia y el cerebro, en lugar de controlarla, es sólo un mediador o una antena.
"Es un tema fascinante -afirma la investigadora- y es muy emocionante poder seguir investigándolo".
La publicación tiene un costo de US$170.
- Tomado de BBC Mundo en Español.