Sirva éste como un homenaje póstumo a dos figuras a las que, me apena confesar, únicamente conozco de forma indirecta, oblicua, y en el mejor de los casos referencial. Lo cual no disminuye mi admiración por ellos ni el respeto que uno puede tener a ciertos forjadores de palabras, ni a ciertos textos como "Tres tristes tigres" o "Fear and loathing in Las Vegas". A Cabrera Infante lo recordaré como un astuto alquimista del lenguaje, poseedor de un amargo sentido del humor y de una dolorosa inteligencia, mientras que Thompson es uno de mis ídolos personales por la forma en la que él mismo, el escritor, el hombre, no el narrador sino el sujeto narrado, se involucraba en el texto y lo inundaba de subjetividad. Además de ser un experto en drogas. Pero lo repito, ambos son admirables. Cabrera Infante murió con toda tranquilidad anteayer en un hospital de Londres, mientras que Hunter S. Thompson se suicidó en su propia casa en Colorado, de un balazo.
Escribe un epitafio a Cabrera Infante.
Nota póstuma de la BBC sobre Hunter S. Thompson.