viernes, noviembre 26, 2004

Héroes ocultos del Jazz (1): ERNIE HENRY

“Estoy en la oficina escuchando la rola Brilliant Corners de Monk y esperando ansiosa pero contemplativamente a que den las 8 u 8.15 para que me lance a mi clase de yoga…En este momento solea un saxofonista alto que toca en el disco Brilliant corners cuyos solos a veces me gustan más que los que grabó Sonny Rollins en ese disco. Están como que más pachecos, más insolentes, más gospel, más infantilmente caprichudos, en fin. Lo curioso es que nunca logro recordar el nombre de este sax alto… −Fragmento de una carta de Gerardo a Santiago, octubre de 2004

Con esta nota inauguramos una sección bloguística dedicada, como reza su título, a algunos músicos de jazz excepcionales que por azares del destino no lograron la fama o fortuna que merecían, y que son un verdadero manjar para el aficionado ávido de sabores y sonidos nuevos y tremendamente individuales.

Empezaremos hoy con el saxofonista alto de los 50’s Ernie Henry. Mi primer contacto con su música fue a través del ya mencionado disco de Thelonious Monk Brilliant Corners, el cual en mi opinión es el mejor disco de la célebre carrera de don Telonio Esfera. Basta sólo ver la alineación del disco −una majestuosa sección rítmica formada por Thelonious al piano, Paul Chambers en el contrabajo y Max Roach en la batería; acompañados por Sonny Rollins al tenor, el mencionado Ernie Henry al sax alto, y el inigualable Clark Terry a la trompeta en la monkiana pieza Bemsha swing− para lanzar gritos y exclamaciones de admiración. De alguna forma u otra, todos los músicos de ese disco fueron súper estrellas del jazz y cada uno en su respectivo instrumento, con la muy notable excepción de Henry. ¿Qué motivó a Thelonious para incluirlo como solista en esta sesión? Sólo hay que escuchar el disco para entenderlo.

El estilo de Henry es completamente diferente al de Sonny Rollins, e incluso diferente al de la mayoría de los saxofonistas altos posteriores a Charlie Parker. El único músico con el cual puedo compararlo, y esto no debe causar miedo alguno, es ni más ni menos que con el grandísimo Eric Dolphy. Así de cabrón. Ernie Henry fue quizás el único predecesor del sonido que Dolphy lograría en los 60’s en su sax alto −de la misma forma que el sorprendente Omer Simeon fue predecesor en los alegres 20’s del trabajo de Dolphy al clarinete bajo, y el fenomenal Sahib Shihab precedió en la flauta sobresoplada a Dolphy desde inicios de los 50’s. Aunque quizás sea válido, también, nombrar al genial Dexter Gordon como influencia de Henry, por las exclamaciones incoherentes (incoherencia: “falta de conexión en las cosas que se dicen o hacen; absurdo, hecho o dicho sin sentido”. Diccionario Espasa dixit) con las que Dexter salpicaba y coronaba sus mejores solos.

Los solos de Henry son, como dice el autoepígrafe de la presente nota, muy embriagantes, muy insolentes, muy gospel, muy infantilmente caprichosos y desenvueltos. Jazz verdadero y de la mejor calidad, en resumen. Fue una verdadera lástima histórica que muriera a la corta y triste edad de 31 años. Sólo podemos esperar que gente caída del cielo como los que preparan las bellísimas y completísimas reediciones de Mosaic Records, JSP Records o Proper Records tomen nota y compilen un disco que podría titularse “The Complete Riverside Recordings of Ernie Henry”. Sería un gran tributo para la memoria de este gran saxofonista alto. Como conclusión, me permito citar un comentario de Thelonious Monk sobre Henry, con toda la simpleza y profundo significado que conlleva el haber provenido de quien provino: “Ernie Henry can play”.

DISCOGRAFÍA RECOMENDADA DE ERNIE HENRY:

Thelonious Monk: Brilliant corners (1956, Riverside, y luego Original Jazz Classics)
Ernie Henry: Presenting Ernie Henry (1956, originalmente en Riverside, reeditado en cd por Fantasy /Original Jazz Classics)
Ernie Henry: Last chorus (1956-1957, Riverside, y luego Fantasy /Original Jazz Classics)
Ernie Henry: Seven standards and a blues (1957, Riverside, y luego Fantasy /Original Jazz Classics)

miércoles, noviembre 24, 2004

Poemas de e.e. cummings

Para mi novia Shelley, tú nuevamente.

Mi amiga Colleen Brown de California me pidió que le localizara algunos poemas para leer en una boda. De todas las opciones que le envié (algunas traducciones de Neruda, Kahlil Gibrán, etc.) estos son los mejores, en mi opinión. Ambos reflejan el tremendo romanticismo, juguetón y filosófico al mismo tiempo, que embriagaba a uno de los más grandes poetas estadounidenses de este siglo. También pienso que cummings es especialmente difícil de traducir, así que he preferido poner los textos originales. Si alguien lo recuerda -mi estimadísimo Santiago no me dejará mentir en este respecto, el segundo poema tiene una función muy particular en la película "Crimes and misdemeanors", de ese otro gran genio llamado Woody Allen (cuando Michael Caine seduce a su cuñada al comprarle el libro). cummings, damas y caballeros.

* * * * *

"i carry your heart with me"

i carry your heart with me(i carry it in
my heart)i am never without it(anywhere
i go you go,my dear;and whatever is done
by only me is your doing,my darling)
i fear
no fate(for you are my fate,my sweet)i want
no world(for beautiful you are my world,my true)
and it's you are whatever a moon has always meant
and whatever a sun will always sing is you

here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life;which grows
higher than soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart

i carry your heart(i carry it in my heart)

* * * * *

"somewhere i have never travelled"

somewhere i have never travelled,gladly beyond
any experience,your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near

your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully,mysteriously) her first rose

or if your wish be to close me,i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the color of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens; only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody,not even the rain, has such small hands

* * * * *

martes, noviembre 23, 2004

Alerta: ¡Hay que escuchar a Maria Rita!

Debo empezar aclarando que el tono sensacionalista de este post se debe a una todopoderosa cruda de la cual me estoy recuperando apenas a las 11:26 de la mañana. Pinche dos por uno en jarras y alitas barbecue, es pariente del diablo...En todo caso, el propósito de este post es declarar mi admiración por la cantante brasileña Maria Rita. Algo de background: la madre de Maria Rita Mariano fue la celebérrima diva Elis Regina, la que en opinión del muy docto cuate Mario Helguera sigue siendo la mejor cantante brasileña de todos los tiempos, y su padre es César Camargo Mariano, quien fue músico y arreglista de Elis y quien después de la trágica muerte de ésta logró una exitosa carrera como solista. Pero no limitándonos al código genético, Maria Rita ha hecho uno de los mejores discos no-jazz que ha escuchado un servidor en los últimos meses. Así que Norah Jones, Björk y el proyecto solista de la cantante de Portishead ya tienen una rival de buen tamaño. Y latinoamericana, para nuestro orgullo. Recomiendo especialmente su disco de 2003 titulado "Maria Rita". Con este disco pasa algo muy curioso: ¡literalmente a todo el mundo le gusta! Tanto a verdaderos snobs de la música como yo y mis amigos cercanos, como a compañeros de trabajo y familiares diversos, un pequeño rato de exposición al disco provoca sonrisas y en general un mejor ambiente. Es casi feng-shui ese disco, de verdad mejora la vibra de cualquier lugar en donde se escuche. Su principal característica es un eclecticismo inteligente y serio, en donde guiados por la cálida voz de Maria podremos escuchar un bossanova clásico, una celebración como en batucada que de repente se convierte en Dead Can Dance (Enrique dixit), piezas en una especie de post-alternativo tipo Mazzy Star o incluso Calexico, algunas baladas épicas al pleno estilo de Elis, reconstrucciones posmodernas de boleros como "Dos gardenias" (algo muy popular entre los brasileños, recordemos la maravillosa transformación que hizo Caetano Veloso de "Cucurrucú paloma")...En fin. Vuelvo al silencio por ahora, o mejor dicho, vuelvo a la quietud del trabajo acompañado de los mp3 de Maria Rita. De repente trabajar se vuelve algo muy agradable...

lunes, noviembre 22, 2004

Poesía amorosa más un colofón erótico-humorístico-izquierdista

De Eduardo Langagne y Elías Nandino, poetas mexicanos. Y de Enrique González Rojo, también mexicano.

-- Para Shelley, gracias por anoche.

* * * * *

DEFINICIONES

Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo.
Se parece a la noche,
o mejor: a una noche sin ausencias.
Ella es exacta.
Cuando la noche escurre, su cuerpo se humedece.
Me permite trepar por mis temblores
y agitar su nombre desde la oscuridad.
Ella es irrepetible.
Nació en las piedras donde empieza mi desorden.

de Eduardo Langagne

* * * * *


DESCUBRIMIENTO

colón no descubrió a esta mujer
ni se parecen sus ojos a las carabelas
jamás hizo vespucio un mapa de su pelo
nunca un vigía gritó tierra a la vista
-aunque vuelan gaviotas
en las aproximidades
de su cuerpo
y en su continente se amanece cada día-
a esta mujer no la descubrió colón
sin embargo estaba en el oeste
era un lugar desconocido
y para encontrarla
hubo que andar mucho tiempo
con una soledad azul en la cabeza

de Eduardo Langagne

* * * * *

"Íntima"

Estás en mí, como latido ardiente,
en mis redes de nervios temblorosos,
en mis vetas de instintos borrascosos,
en los mares de insomnios de mi frente.

Estás fuera de mí, como corriente
de voces imprecisas, de sollozos,
de filos de secretos tenebrosos.
de roces de caricia inexistente.

Me cubres y me encubres, sin dejarme
un espacio de ser sin tu presencia
un átomo sin linfa de tu aliento.

Estás en mí, tocándote al tocarme,
y palpita la llama de tu esencia
hasta en la entraña de mi pensamiento.

de Elías Nandino

* * * * *

"Nocturno amor"

Naciste en mí, a sangre vinculado,
en creciente raíz, cósmico nudo;
de mi selva interior el potro rudo
que anhela libertad enamorado.

Soy mortaja y estoy, amor, tajado
por tu evasión continua que no eludo,
sino que vuelo en ti y en mí me escudo,
para que al volver seas amparado.

Venero de tus ímpetus, me ligo
a tu fuga celeste, a tu caída,
a la expansión total de tu secreto;

pero de noche, cuando estoy contigo,
recobro con tu fuerza sumergida
la sola soledad de estar completo.

de Elías Nandino

* * * * *

"Voz de mí"

No sé como mirar para encontrarte,
horizonte de amor en que me excito,
distancia sin medida donde habito
para matar las ansias de tocarte.

No sé como gritar para llamarte
en medio de mis siglos de infinito
donde nace el silencio de mi grito
movido por la sangre de buscarte.

Mirar sin que te alcance la mirada
sangrar sin la presencia de una herida,
llamarte sin oírme la llamada;

y atado al corazón que no te olvida,
ser un muerto que tiene por morada
un cuerpo que no vive sin tu vida.

de Elías Nandino

* * * * *

"La clase obrera va al paraíso"

(fragmento)

Una vez me enamoré de una trotskista.
Me gustaba estar con ella
porque me hablaba de Marx,
de Engels, de Lenin
y, desde luego, de León Davidovich.
Pero, más que nada,
porque estaba en verdad como quería.
Tenía las piernas más hermosas de todo el
movimiento comunista mexicano.
Su senos me invitaban a
mantener con ellos actitudes fraccionales.
Las caderas, que eran pequeñas, redondas,
trazadas por no sé qué geometría lujuriosa,
lucían ese movimiento binario
que forma cataclismos en las calles populosas.
Un día, cuando me platicaba que:
''Lenin había visto con lucidez
que la época de los dos poderes llegaba a su fin",
yo le tomé la mano;
ella continuó:
''Pero el problema básico
era la concientización de los soviets".
Yo no despegaba los ojos de sus senos.
Un botón de audacia -meditaba-
y me vuelvo un hombre rico.
Y ella proseguía:
''Había que reforzar el papel de la vanguardia".
No me pude contener
y la estreché a mi cuerpo, con la boca de cada poro mío
buscando otros iguales en su carne (...)

de Enrique González Rojo

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viernes, noviembre 19, 2004

Aclaración

Mi estimado Federico Reyes no tiene relación de parentesco alguna con Federico Reyes Heroles, escritor mexicano.

O sea, simplemente son homónimos ("se dice de las palabras que siendo iguales en su forma tienen distinta significación", Diccionario Espasa dixit).

Escuchando: Bobby Previte y Bump, 887 Soul, del majestuoso disco "Counterclockwise", o "A contra reloj". Viva Marty Ehrlich, gran descubrimiento saxofonístico.

Sobre Federico Reyes, en su cumpleaños

Conocí a Federico Reyes una tarde en que el frío amenazaba como un demonio oculto del subconsciente. Yo dije "¿Partido Popular?", y él respondió "¡Hostia puta!". Así comenzó nuestra amistad, ligada inexorablemente desde su germen más remoto a la política y a las putas, temas ambos que nos apasionaban. Supongo que esto fue antes del episodio como catador de mariguana en Jamaica, aunque no lo sé de cierto. Rara vez hablábamos de otra cosa que no fuera el futuro o los paraísos artificiales, cosas intangibles, acaso inexistentes como la materia de los sueños. Puedo decir que fuimos correligionarios del hedonismo, de la rebeldía contra la estupidez, y que el exceso de imaginación fue nuestra bandera. Aunque ninguna bandera nos ha puesto de pie, al menos desde la escuela primaria. Compartimos insomnios e historias sobre mujeres. De él aprendí cómo hacer sangría en un bote de basura vacío y cómo hacer que vuele una bolsa de té. Puedo decir que me contagió fuertemente de su amor por las palabras, por este idioma agonizante y muchas veces resurrecto, por el gazpacho y el aceite de oliva. Lo último que supe de él es que cruzó el Atlántico a nado, tal como el joven y asmático Che cruzó aquel río chileno. Acaso las gaviotas y los albatros se apiadaron de él, acaso sucumbió ante las mareas de la desmemoria. No lo sé de cierto, pero prefiero pensar que en este momento combina un poco de leche con su té, se aprieta la nariz entrecerrando los ojos, y sonríe sin motivo alguno. Ese es el Federico que vive en mi memoria.

Escuchando: Clarke/Boland Big Band, Sax no end en vivo, con unos solos bestiales de los grandes Benny Bailey a la trompeta y Sahib Shihab al sax barítono.